Avsnitt
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Todos debemos de tener una relación con Dios en nuestra vida, pero ¿cuál es el tipo de relación que debemos de tener? Debemos de tener una relación de Pacto, una promesa incondicional. Entendiendo esta revelación le debemos de servir a Dios por agradecimiento.
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Hay una relación que es vital con nuestro padre, y es una relación de pacto. Todo lo que hacemos para Dios y por Dios, y Él para con nosotros tiene que estar basado en esta relación.
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Experimentar la transformación de nuestro carácter es una de las experiencias más asombrosas. Al entregar nuestra vida al Señor, se produce indudablemente una transformación en el ámbito espiritual, pasando de las tinieblas a la luz admirable convirtiéndonos en hijos de Dios.
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“Hacer morir pues lo terrenal en nosotros” son palabras fuertes de escuchar pero que debemos aplicar. El pecado uno no puede tratar, al pecado hay que darle muerte. Uno debe de matar pecado, porque sino el pecado te mata a ti. No es una tarea de Dios, sino que él te dará las fuerzas pero nos toca a nosotros hacerlo. Todo el que trata de manejar el pecado pierde.
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Para una renovación del carácter es vital tener un nuevo conocimiento. Es comenzar a cambiar los pensamientos en nuestra mente y nuestro interior. No basta con la experiencia, el ser humano siempre necesita conocer. Siempre vamos a buscar entender las cosas, y si lo buscamos de la manera incorrecta limitaremos nuestra transformación.
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Muchos anhelan los dones, pero deberíamos anhelar más tener frutos del Espíritu Santo a poseer dones, porque un mal carácter puede destruir todo lo creado para tener los dones.
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¿Cómo sería uno según lo que Dios quiere que seamos? No podemos estar pendientes a lo que la gente esté mirando de uno, hay que estar mirando la mejor versión de lo que Dios quiere que uno sea.
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Hay tres tipos de administradores; los malos, los buenos y los fieles. Si honramos a Dios sobre todas las cosas, Él nos pone primero ante lo demás. Hay un pensamiento que debemos de tener siempre al momento de tomar desiciones o hacer cosas; “Esto, ¿me ayuda a ser la mejor versión de mí?”.
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La naturaleza del ser humano es desobedecer, y es muy fácil pedirle a otros que sean obedientes mientras nosotros no lo somos. Una de las cosas que los discípulos deben aprender a hacer es vivir en obediencia a Dios.
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La marca del cristianos es el amor que se tienen los unos con los otros. Tus malas experiencias y desgaste emocional no te deben de quitar el placer de amar a los demás.
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Uno encuentra refugio y es un placer el leer la Palabra. Un discípulo debe de tener el mismo amor que Jesús tuvo por la Palabra. Jesús vivió por la Palabra, caminó por ella y la amó. Lo Hijos de Dios dependemos de la palabra de Dios. No hay nada que hagamos que si no se riega con Su Palabra, nada va a producir. No necesitamos estar tan informados, debemos estar viviendo por la Palabra.
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Una de las cosas que como seres humanos debemos aspirar es a tener amigos. Si Jesús buscó a un amigo, cuánto más necesitamos nosotros tener un amigo. Los discípulos sabemos ser amigos.
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Lo que hace falta es solo uno para que un grupo se dañe. Hay poder cuando el cuerpo de Cristo está unido. Es diferente cuando pensamos en unidad como congregación. Los discípulos sabemos estar unidos, sabemos vivir en un equipo.
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Debemos cada día aspirar a cada vez más ser como él, hasta convertirnos en discípulos de Jesús. Nuestra calidad de mentores definirá parte de tu futuro, es por esto la importancia de quién seguimos. Ser un buen discípulo de Jesús requiere tener una vida de oración. Decimos ser discípulos pero una de las cosas que Jesús nos modeló fue su vida de oración, que debemos nosotros imitar.
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Una de las cosas más grande uno puede hacer es convertirse en un Servidor de Cristo y el Evangelio. Es la gracia de Dios la que te fortalece y empodera para poderlo hacer.
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Toda revelación con Dios va a causar contradicción, entre lo que Él quiere hacer y lo que estás viviendo. Ante grandes revelaciones, mantente humilde porque al final y al cabo es por la gracia de Dios.
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La Gracia de Dios se manifiesta en ti a través de la santificación. Es la Gracia de Dios la que te va santificando y transformando poco a poco, ayudándote a vivir una vida de madurez.
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Es la gracia de Dios la que te debe de a ti sentir seguro. No seguro de llegar a arriesgar tu vida, sino seguro de que sabes que aunque vas a fallar, tu relación con Dios seguirá intacta.
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De lo mejor que podemos experimentar en nuestras vidas es el Poder de la Gracia de Dios. Muchos, dentro de la misma iglesia, puede que no lo entendamos y no vivimos en plenitud de sus beneficios. El poder de la gracia no es algo a lo loco y que me dé permiso a hacer lo que me dé la gana teniendo la vida en desorden. Cuando se piensa de esa manera, tenemos una “gracia barata”, sin tener un balance correcto.
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Tu fe es la que te guía en lo que debes hacer. A menudo no avanzas porque esperas la instrucción de alguien más, cuando en realidad Dios ya te está indicando el camino a seguir.
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