Avsnitt
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Estamos en marzo de 1897, en París, espiando desde las primeras páginas de esta magnífica novela a un hombre de sesenta y siete años que escribe sentado a una mesa, en una habitación abarrotada de muebles: he aquí al capitán Simonini, un piamontés afincado en la capital francesa, que desde muy joven se dedica al noble arte de crear documentos falsos.Hombre de pocas palabras, misógino y glotón impenitente, el capitán se inspira en los folletines de Dumas y Sue para dar fe de complots inexistentes, fomentar intrigas o difamar a las grandes figuras de la política europea. Caballero sin escrúpulos, Simonini trabaja al servicio del mejor postor: si antes fue el gobierno italiano quien pagó por sus imposturas, luego llegaron los encargos de Francia y Prusia, e incluso Hitler acabaría aprovechándose de sus malvados oficios.Treinta años después de publicar El nombre de la rosa, Umberto Eco vuelve para mostrarnos que en la literatura y en la vida, nada es lo que parece y nadie es quien realmente dice ser: todo es según convenga, y quien triunfa, ahora y siempre, es el rufián que desconfía de todos y se mantiene alerta, aunque no se mueva casi de esa mesa donde lo vimos al principio, cuando quizá no sabíamos que Simonini y los hombres como él aun están aquí, entre nosotros, y han venido para quedarse."Una novela donde todos los personajes, excepto el protagonista, existieron realmente. Es más: algunos de ellos están todavía aquí, entre nosotros
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Fue redactado originalmente en griego; comienza con la misma palabra del título: apocalipsis, que significa «revelación» . Juan, el autor, se sirve de ella para poner de relieve el carácter profético de su escrito.
El Apocalipsis es un mensaje dirigido, en primer lugar, a iglesias concretas, a comunidades cristianas contemporáneas del escritor. A ellas les anuncia que Cristo ha cumplido, en todos sus términos, el plan redentor dispuesto por Dios. Pero el valor de este mensaje va más allá de la época del profeta; tiene un alcance general: Cristo, vencedor del mal y de la muerte, asocia a su victoria a todos los creyentes, ya aquí y ahora, mientras están aún sujetos a las realidades del mundo actual.
El Apocalipsis testifica de la resurrección de Jesucristo, acontecimiento vertebral de la fe y del anuncio del evangelio y signo de la presencia del reino de Dios. Es un testimonio expresado en un lenguaje característico, rico en símbolos, imágenes y visiones, elementos con los que el autor compone una suerte de drama cuyo ámbito es el universo entero. -
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León Felipe (Tábara, Zamora, 1884-México, 1968). Hijo de un notario, vivió en distintas ciudades, hasta que la familia, en 1893, se instaló en Santander. Farmacéutico. En 1920 apareció Versos y oraciones del caminante, que anuncia su voz personal, alejada de las tendencias poéticas del momento. Predicador hispánico, auténtico mensajero de la España peregrina, exiliado en México, residirá allí hasta su muerte. La guerra, la derrota, el destierro, mitificados desde una actitud de rebeldía y vindicación, pero también la condición humana, se hacen presentes en sus libros.
«León Felipe encuentra su tema en aquella conmoción que remueve el ser de España, y este padecimiento encuentra en León Felipe su poeta más alto. De ahí brota su verdadera poesía. León Felipe se ahínca en sí mismo, recoge las congojas del éxodo y vuelve a encontrar más cercana que nunca la España esencial, de la que jamás había desertado». -
Como dijera alguna vez Fredric Jameson, hoy parece ?más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo?. Después de la caída del muro de Berlín, el capitalismo logró erigirse como el único sistema político-económico viable; una situación que la crisis bancaria de 2008, lejos de poner fin, agravó. Este libro analiza los principales rasgos y mecanismos de este realismo capitalista, como el marco ideológico en el cual vivimos. Utilizando ejemplos de la política, el cine, la música y la literatura, Mark Fisher demuestra de qué manera el realismo capitalista permea todas las áreas de la experiencia contemporánea, cubriendo el horizonte de lo pensable y obturando la capacidad de imaginar un nuevo escenario cultural y sociopolítico. El famoso eslogan de Margaret Thatcher, según el cual ?no hay alternativa?, situó al liberalismo económico y con ello al libre comercio y la desregulación del mercado como el mejor y único modo para organizar las sociedades modernas. Realismo capitalista indaga en los numerosos efectos nocivos que esta ?ontología de los negocios? tiene para la vida pública, dejando al desnudo que el capitalismo es todo menos un orden natural inevitable y eficiente. La precarización del trabajo, la intensificación de la cultura del consumo, la expansión de la burocracia y de los mecanismos de control social, la gerencialización de la política, la mercantilización de la educación y el aumento de padecimientos mentales como el estrés, la depresión y los desórdenes de atención se muestran bajo esta perspectiva ya no como ?errores honestos? de un sistema que tiende al bien común, sino como dispositivos orientados a bloquear toda capacidad colectiva de transformación.
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"Si una noche de invierno un viajero" de Italo Calvino es una novela experimental que juega con la idea de la narración y la lectura. El protagonista, un lector, se ve atrapado en un ciclo de leer los primeros capítulos de diferentes novelas debido a un error de impresión. Esta situación lo lleva a reflexionar sobre la naturaleza de la lectura, la narrativa y la realidad misma.
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Sin capacidad para cualquier otra actividad intelectual, Mirko Czentovicz se reveló, ya desde niño, como un genio del ajedrez, del que ha llegado a ser campeón del mundo. Pero, en un viaje en barco de Nueva York a Buenos Aires, se le presenta un enigmático contrincante: el señor B., noble vienés que huye de los nazis. Uno de los pasajeros del vapor se acerca a los dos personajes acompañando al lector a la confrontación entre los dos jugadores. Si ?Novela de ajedrez? nos presenta el choque de dos naturalezas antagónicas, nos muestra también, y en buena medida, la capacidad de resistencia del ser humano sometido a una presión extraordinaria. Y todo ello con unas grandes dosis de intriga y maestría.
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En esta obra exquisita sobre los orígenes del libro, Irene Vallejo recorre la historia del asombroso artefacto que nació hace cinco milenios, cuando los egipcios descubrieron el potencial de un junco al que llamaron «papiro». Con gran sensibilidad y soltura narrativa, la autora se remonta a los campos de batalla de Alejandro, los palacios de Cleopatra, las primeras librerías y los talleres de copia manuscrita, pero también visita las hogueras donde ardieron códices prohibidos, la biblioteca de Sarajevo y el laberinto subterráneo de Oxford en el año 2000. Los tiempos se funden en la aventura colectiva de quienes solo han concebido la vida en compañía de la palabra escrita. Y este ensayo acaba prolongando el diálogo infinito del que tan magistralmente nos habla.
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En el día de su cumpleaños, el famoso novelista R. vuelve de un retiro en las montañas. Al llegar a su casa, entre toda la correspondencia, encuentra una carta con el siguiente encabezamiento: “A vos, que nunca me conociste”. De ahí en más, la confesión de una mujer, un amor imposible nacido desde la infancia, una fascinación en silencio y una devoción no correspondida se van develando de a poco en esa carta no exenta de sorpresas. Mi hijo murió ayer. Durante tres días y tres noches me estuve batiendo con la muerte tratando de salvar esta pequeña y tierna vida, durante cuarenta horas estuve sentada junto a su cama, mientras la gripe sacudía su pobre cuerpo ardiente de fiebre. Era nuestro hijo, querido, el fruto de mi amor consciente y de tu descuidada, derrochadora y casi inconsciente ternura, nuestro niño, nuestro hijo, nuestro único hijo.
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Acompáñanos a escuchar la segunda parte de este especial en que seguimos recordando y conversando sobre historietas que han sido parte de nuestra existencia, desde el Tio Rico en los 80, pasando por Mafalda y Condorito hasta novelas gráficas que nos ofrecen ucronías interesantes de la historia de Chile como 1899 y Los Fantasmas de Pinochet.
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Afines del siglo XIX, Chile seguía siendo un país con gran parte de población rural, una oligarquía pequeña y amante de la cultura europea, y grandes sectores populares en la pobreza y la miseria, ya sea en el campo o en zonas urbanas.
Para los chilenos de esa época, diciembre era sinónimo de verano y, para los más afortunados, de vacaciones. Pocos conocían a un tal San Nicolás y ni se pensaba en los renos navideños ni un árbol que adornara el hogar, y en nieve, ni hablar.
“Antes las fiestas de navidad eran como fondas, les llamaban cantones, que eran pequeños puestos que se ponían en la Alameda. En un momento los chilenos celebran todo casi igual, el final de la guerra, los cumpleaños, fiestas patrias, todo parecía una fonda, que eran fiestas medio bacanales” comenta Criss Salazar, diseñador gráfico y quien hace años mantiene un blog dedicado a la historia de Chile y sus anécdotas.
Las personas compraban frutas o flores para regalar al niño Jesús, tomaban chicha, bailaban en las calles y, en ocasiones, regalaban pequeños adornos de artesanía a sus familias. De todas formas, algo de íntimo tenía esta fiesta. Ya a inicios del siglo XX la publicidad hace referencia a la cena navideña y al recogimiento, como buscaba transmitir la Iglesia respecto de esta celebración religiosa, institución crítica a las fiestas callejeras. -
El villancico es una forma musical y poética en castellano y portugués tradicional de España y Portugal, muy popular entre los siglos XV y XVIII. En el siglo XX también lograron una gran popularidad y difusión en el idioma inglés dentro de los Estados Unidos con artistas como Bing Crosby, Frank Sinatra y Elvis Presley.1 Los villancicos eran originariamente canciones profanas con estribillo, de origen popular y a varias voces. Posteriormente comenzaron a cantarse en las iglesias y a asociarse específicamente con la Navidad.
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Con La hora de la estrella Clarice Lispector puso el punto final a una gran carrera que constituyó uno de los momentos más altos de la literatura brasileña moderna. Esta es "la historia de una inocencia herida, de una miseria anónima", una breve e intensa visión del absurdo que supone una existencia anodina, una rutina vacía tanto de pensamientos como de afectos, como la de Macabea, la insignificante y escuálida joven del Noreste permanentemente anonadada, una muchacha que "no sabía que ella era lo que era" y que por ello "no se sentía infeliz". En las páginas de La hora de la estrella aparece con toda su fuerza el personalísimo estilo de Clarice Lispector: su peculiar forma de transformar las palabras en imágenes vigorosas y puras se une aquí a una compleja estructura formal.
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Ninguna cosa es más propia a Dios que el amor, ni al amor hay cosa más natural que volver al que ama en las condiciones e ingenio del que es amado. De lo uno y de lo otro tenemos clara experiencia. Cierto es que Dios ama, y cada uno que no esté muy ciego lo puede conocer en sí por los señalados beneficios que de su mano continuamente recibe: el ser, la vida, el gobierno della y el amparo de su favor, que en ningún tiempo ni lugar nos desampara. Que Dios se precie más de esto que de otra cosa, y que le sea propio el amor entre todas sus virtudes, vese en sus obras, que todas se ordenan a solo este fin, que es hacer repartimiento y poner en posesión de sus grandes bienes a las criaturas, haciendo que su semejanza de Él resplandezca en todas, y midiéndose a sí a la medida de cada una de ellas para ser gozado de ellas: que, como dijimos, es obra propia y natural del amor.
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Durante una tarde aburrida, mientras su hermana está bordando debajo de un árbol, Alicia ve a un conejo blanco, vestido y con un reloj de bolsillo pasando. Ella decide seguirlo por un agujero cuando, de repente, cae muy lejos en un mundo de fantasía poblado por peculiares criaturas antropomorfas. El cuento juega con la lógica, lo que le da popularidad duradera tanto a los adultos como a los niños. Es considerado como uno de los mejores ejemplos del género literario sin sentido. Su narrativa, trama, estructura, personajes e imágenes han sido enormemente influyentes tanto en la cultura popular como en la literatura, especialmente en el género de fantasía.
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Esta es la historia de María Margarita, una niña con el extraño don de contar películas. Cuando al poblado llega una de Marilyn Monroe, Gary Cooper o Charton Heston, o una mexicana con hartas canciones, en su casa se juntan las monedas exactas para un boleto y la mandan a ella a verla. Al llegar del cine tiene que contarle la película a su padre, postrado en un ?sillón de ruedas?, y a sus cuatro hermanos. Luego, ya famosa, a todo un público que la espera impaciente. Junto a las peripecias de la niña, convertida de pronto en la mejor contadora de películas de la salitrera, Hernán Rivera Letelier va narrando la historia mágica de los cines en la pampa, en sus tiempos de esplendor y decadencia. Esta es la historia de María Margarita, una niña con el extraño don de contar películas. Cuando al poblado llega una de Marilyn Monroe, Gary Cooper o Charton Heston, o una mexicana con hartas canciones, en su casa se juntan las monedas exactas para un boleto y la mandan a ella a verla. Al llegar del cine tiene que contarle la película a su padre, postrado en un ?sillón de ruedas?, y a sus cuatro hermanos. Luego, ya famosa, a todo un público que la espera impaciente. Junto a las peripecias de la niña, convertida de pronto en la mejor contadora de películas de la salitrera, Hernán Rivera Letelier va narrando la historia mágica de los cines en la pampa, en sus tiempos de esplendor y decadencia.
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Si algo tenemos claro, es que nadie sabe qué hay más allá de la muerte, pero, ¿y si pudieras escuchar y observar a tus seres queridos en tu velorio en vida, sin que ellos lo sepan? ¿Qué dirían de ti? La cuarta obra de la escritora chilena María Luisa Córdova nos invita a sumergirnos en una comedia de ficción que presenta con luminosidad una serie de simulacros de funerales, con particulares personajes que transitan entre vivir la experiencia de una falsa muerte para luego crear una nueva vida. Todo esto de la mano de sus llamativos administradores, que tienen su propia batalla con la vida, la muerte y todo lo que ambas implican.
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La imagen del faro que entre la bruma o la oscuridad de la noche guía al viajero tiene en literatura una larga genealogía. Homero, Walter Scott, R.L. Stevenson, Lawrence Durell y, por supuesto, Virginia Woolf, son algunos de los autores a los que la mexicana Jazmina Barrera convoca en este personal recorrido por algunos de los faros que ha visitado alrededor del mundo.
Contra el horror del naufragio («cosa grave, aborrecible y desnaturalizada es perecer en el mar», dice Homero), el faro es la esperanza. Barrera colecciona y escribe sus recuerdos con un mismo afán: «Ante el temor a la deriva, coleccionar. Coleccionar, por ejemplo, faros, aporta una dirección, por más arbitraria que sea. Se vuelve entonces una manera no solo de escapar, sino también de construir. Se puede crear mediante la huida», señala la autora.
Si Mariana Enriquez colecciona viajes por cementerios y Rebecca Solnit sus singulares caminatas, Jazmina Barrera hace lo propio con los faros. A modo de diario o cuaderno de viajes, con una prosa depurada y lúcida, registra su paso por Nueva York, Newport, Normandía, Asturias, Reino Unido, siempre en torno a ese espacio, físico y emocional, que la presencia del faro delimita e ilumina. -
La imagen del faro que entre la bruma o la oscuridad de la noche guía al viajero tiene en literatura una larga genealogía. Homero, Walter Scott, R.L. Stevenson, Lawrence Durell y, por supuesto, Virginia Woolf, son algunos de los autores a los que la mexicana Jazmina Barrera convoca en este personal recorrido por algunos de los faros que ha visitado alrededor del mundo.
Contra el horror del naufragio («cosa grave, aborrecible y desnaturalizada es perecer en el mar», dice Homero), el faro es la esperanza. Barrera colecciona y escribe sus recuerdos con un mismo afán: «Ante el temor a la deriva, coleccionar. Coleccionar, por ejemplo, faros, aporta una dirección, por más arbitraria que sea. Se vuelve entonces una manera no solo de escapar, sino también de construir. Se puede crear mediante la huida», señala la autora.
Si Mariana Enriquez colecciona viajes por cementerios y Rebecca Solnit sus singulares caminatas, Jazmina Barrera hace lo propio con los faros. A modo de diario o cuaderno de viajes, con una prosa depurada y lúcida, registra su paso por Nueva York, Newport, Normandía, Asturias, Reino Unido, siempre en torno a ese espacio, físico y emocional, que la presencia del faro delimita e ilumina. - Visa fler