En la literatura podemos encontrar cientos de géneros que exploran miles de lugares. Algunos son propios de géneros concretos (como el asalto al tren, propio del género de vaqueros, o la casa encantada y misteriosa, habitual en el género de terror). Otros, por el contrario, son lugares comunes (el anciano sabio que guía a los protagonistas, el bar o taberna donde se juntan aventureros locales, o las persecuciones a altas velocidades son algunos ejemplos de ello).
La fantasía, el terror y la ciencia ficción son géneros que comparten muchos de esos lugares comunes. Pero existe uno que, sin lugar a dudas, es de los más recurrentes.
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