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El estudio de los dientes es una de las claves para conocer la evolución de nuestra especie y para conocer detalles sobre el estado de salud y de las enfermedades de poblaciones antiguas, incluso el estudio del sarro puede aportar información sobre los alimentos que consumían.
Las caries, el dolor de muelas, los abcesos, etc. se han intentado tratar desde la prehistoria, a menudo por la vía rápida de extraer por lo sano el diente o la muela afectada; pero los inicios de la odontología fueron, en cierta parte, sofisticados.
Seguimos avanzando en el conocimiento de la historia de la medicina, este año con el análisis de diversas prácticas y de su evolución a lo largo de los siglos. Como en el caso de la cirugía craneal, de la que hablamos anteriormente, los tratamientos de las dolencias que afectan a dientes y boca han dejado huella desde la prehistoria. Dientes, por ejemplo, de personas que vivieron en el paleolítico y neolítico muestran marcas hechas con palillos que seguramente se usaban para limpiar restos de comida.
La extracción de los dientes con caries era también una práctica habitual ya desde estos tiempos remotos. El tratamiento de infecciones, los implantes, la evolución de la anestesia oral y otros temas hoy en La historia de la odontología, que abordamos con Adrian Hugo Llorente Aginagalde, médico e investigador del Museo Vasco de Historia de la Medicina de UPV/EHU.
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La medicina ha avanzado gracias al esfuerzo y entrega de innumerables personas, muchas de ellas han llegado a dar su vida para combatir la enfermedad, pero también ha habido canallas y experimentos como los de Tuskegee (1932-1972) contrarios a la más mínima ética. Desde el siglo XIX hasta el fin de la Guerra Fría, científicos y gobiernos han experimentado con las enfermedades infecciosas, los límites del cuerpo humano y puesto la química, la física y la medicina al servicio de la guerra y sus ejercitos.
En esta serie de 8 programas de Radio Euskadi, Adrian Hugo Llorente Aginagalde del Museo Vasco de Historia de la Medicina y la Ciencia (UPV/EHU), sienta en el banquillo los protagonistas de la Historia negra de la Medicina y la Ciencia, es decir, algunos de los científicos e instituciones más ilustres del último siglo protagonistas de los episodios menos edificantes de la historia de la medicina y la ciencia:
1. La malaria como arma biológica en la II Guerra Mundial:
Durante la II GM, los nazis utilizaron la malaria como arma para intentar frenar el avance aliado desde el sur de Italia, pero también para castigar a un país que cambió de bando y echó a Mussolini del poder cuando la balanza se inclinó a favor del bando aliado. Es, en suma, el primer caso de guerra biológica en suelo europeo del siglo XX y provocó unas epidemias de malaria que perjudicaron enormemente a la población civil.
2. Los escándalos Hubner, Neisser y de Lübeck: en el siglo XIX, Alemania fue protagonista de tres episodios relacionados con las vacunas que llegaron a los tribunales en su época y donde se entremezclaron experimentos no consentidos y vacunas contaminadas.
El caso Hubner en Baviera (1853-1854), que sentó el precedente de no utilizar niños enfermos para fabricar vacunas. El caso Neisser en Prusia (1892) que sentó las bases de lo que es el consentimiento informado del paciente, y el llamado desastre de Lübeck, ciudad alemana en la que la contaminación de una vacuna contra la tuberculosis provocó la muerte de más de 70 bebés.
3. Experimentos médicos nazis (I):
Algunas de las páginas más crueles de la historia negra de la medicina fueron escritas inmediatamente antes y durante la II Guerra Mundial por médicos y científicos nazis que para alcanzar sus fines justificaron el uso de los medios más terribles. Durante el nazismo, médicos y enfermeras de las SS y la Luftwaffe estuvieron involucrados en experimentos con humanos que se llevaron a cabo en campos de concentración de Dachau, Ravensbrück y Buchenwald.
Los prisioneros o pertenecían a lo que consideraba razas inferiores o eran presos comunes o políticos desprovistos del derecho a la ciudadaía. Lo cierto es que solo 23 personas fueron juzgadas por estos crímenes en el Juicio a los Doctores (1947) y de ellos unicamente 15 considerados culpables y condenados.
A pesar de ello, en la historia de la medicina hay un antes y un después de la redacción del Código de Nuremberg, formulado en aquel verano de 1947. Este documento, planteado después de los juicios a médicos nazis que habían realizado terribles experimentos con prisioneros, resume los principios que deben regir la investigación biomédico, y sentaron las bases de lo que ha llamado bioética. El objetivo era defender los derechos de los sujetos que participan en la investigación médica, algo que no pudieron hacer la víctimas que sufrieron y perecieron en los campos de concentración nazis.
En este capítulo se desgranan los experimentos que se llevaron a cabo en el campo de concentración de Dachau para estudiar los efectos de la presión, la hipotermia y la ingesta de agua salada en el cuerpo humano.
4. Experimentos médicos nazis (II):
El Tribunal de Nuremberg, que juzgó a los criminales nazis tras la II Guerra Mundial, vio desfilar por el banquillo de los acusados a no pocos médicos y científicos que participaron en la llamada 'solución final' que acabó con la vida de millones de judíos y otros colectivos de personas considerados inferiores o contrarios a los ideales del III Reich. Entre los juzgados estuvieron algunos de los responsables de los experimentos y la política de esterilización forzosa que decretaron para quienes no consideraban dignos de dejar descendencia.
Es sabido que los nazis consideraban que había vidas indignas de ser vividas. Consideraban inferiores a otras razas que debían ser eliminadas, pero la propia raza aria, a su juicio, requería también de unas medidas de higiene para eliminar a ciertos sujetos (delincuentes, enfermos mentales, homosexuales, discapacitados físicos o mentales). Creían que todo aquel que se saliera de la norma no debía tener descendencia para evitar que sus taras se siguieran propagando.
La Alemania Nazi estableció un política oficial de Higiene Racial que supuso la esterilización forzosa de medio millón de personas. No fue el único caso de Eugenesia en el siglo XX pero si fue el único régimen en realizar investigaciones en los campos de concentración (Auschwitz) con el fin de desarrollar técnicas rápidas para la esterilización masiva de grandes grupos de personas.
5. La Unidad 731 y los experimentos médicos japoneses en la II Guerra Mundial:
Poco después de la Invasión de Manchuria (1931), el Ministerio de la Guerra de Japón autorizó a la Red Ishii la creación de la Unidad Togo, un laboratorio secreto en la Fortaleza de Zhongma (1933) que actuaría como satélite del Laboratorio de Investigación para la Prevención Epidémica de la Escuela Médica Militar de Japón.
Con el comienzo de la II Guerra Mundial, el gobierno japonés autorizó su transformación en un programa de investigación y desarrollo de armas biológicas que utilizó a prisioneros de guerra y población china como conejillos de indias de crueles experimentos. De una forma mucho más metódica y organizada que en el caso nazi, científicos, profesores de universidad y médicos japonenes trabajaron al amparo del escuadrón 731 ensayando el efecto de nuevas armas en personas y, sobre todo, buscando convertir agentes patógenos en arma de guerra.
6. Armas biológicas en la URSS: de la viruela al ántrax:
La guerra biológica en Europa se remonta al menos hasta el siglo XIV en Crimea, donde está documentado como un ejército mongol lanzó cadáveres de soldados víctimas de la peste contra la sitiada ciudad de Kaffa para obligar a la rendición de la colonia veneciana.
En el caso de la Unión Soviética, tras la I Guerra Mundial, se desarrollaron programas de guerra biológica con enfermedades como la peste, el antrax o la viruela desde los años 20, con la Agencia Química Militar (1925) y el Instituto Kirow (1934), y las investigaciones sobre los usos ofensivos o defensivos de estos patógenos se prolongaron hasta casi los años 80. Durante años, se crearon redes de centros de investigación en diferentes lugares del territorio donde se trabajó con agentes causantes de enfermedades como la viruela, el cólera, la brucelosis o la tularemia.
Se sospecha que el contacto con científicos japoneses prisioneros en la II Guerra Mundial facilitó a los soviéticos sus conocimientos sobre el ántrax. Este oscuro episodio está plagado además de incidentes, como el brote de viruela procedente de una isla del mar de Aral en 1972 o la fuga de ántrax de Sverdlvosk en 1979.
7. Plutonium files: los experimentos radioactivos estadounidenses
La periodista Eileen Welsome publicó en 1993, bajo el título Plutonium files, su investigación sobre expedientes secretos desclasificados en torno a experimentos destinados a estudiar los efectos de la radiación en humanos.
Posteriormente, la administración Clinton puso en marcha una comisión para investigar estos casos que se produjeron desde la puesta en marcha del proyecto Manhattan en 1944 hasta la década de los 70: enfermos terminales a los que se irradió con plutonio, niños que tomaron isótopos radiactivos mezclados con los cereales del desayuno, mujeres embarazadas a las que dieron hierro radiactivos son algunas de las víctimas de estos experimentos médicos realizados con humanos en Estados Unidos, entre el fin de la II Guerra Mundial y los años de la Guerra Fría.
8. Las armas secretas de Churchill: el artefacto M y la operación Aladdin
Llega el final de la serie de episodios en los que hemos repasado la historia de los experimentos desarrollados con seres humanos en el siglo XX, especialmente en el marco de la Segunda Guerra Mundial.
Tras conocer los detalles del programa alemán, soviético, japonés y estadounidense; se presenta esta vez las investigaciones desarrolladas por los británicos durante la guerra. ¿Qué armas secretas se estudiaron bajo el mandato de Winston Churchill? ¿Qué experimentos se desarrollaron en suelo británico, incluso año después, durante la Guerra Fría? -
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El colirio, la forma en la que denominamos los medicamentos para las afecciones de los ojos, tiene una etimología curiosa. Proviene del griego kollýrion que era como se denominaba en la antigüedad a un tipo de bollo de pan basto, su significado evolucionó hasta el de cataplasma y a partir de ahí adquirió rango de medicamento oftalmológico.
La verdad es que los colirios sólidos que utilizaban los griegos y romanos poco se parecen a la gotas que nos ponemos hoy en día en los ojos. Los colirios de los primeros oftalmólogos se rallaban sobre los ojos o se pulverizaban con aceite, vino e, incluso, vinagre. Los oftalmólogos de la antigüedad, aunque estos procedimientos nos parezcan poco apropiados, conseguían así curar infecciones y hasta operaban de cataratas a sus pacientes. No siempre saldría bien, pero el nivel que alcanzaron estos médicos egipcios en el cuidado de los ojos es muy destacable.
Recientemente se realizaba un estudio con tomografía axial computerizada a cuatro momias que pertenecen al Museo de Ciencias Naturales de Madrid. Una de ellas pertenece al sacerdote Nespamendu, oftalmólogo personal de faraones de la época ptolemaica. Vivío entre hace 2.200-2.300 años y fue enterrado con los honores y el ajuar de una persona preeminente. La civilización fue es una de las pioneras en el estudio de la oftalmología y abundan las referencias de los tratamientos que se indicaban a los pacientes para las afecciones oculares.
La historia de las enfermedades oculares es el capítulo que repasamos en esta ocasión de la mano de Adrian Hugo Llorente, médico e investigador del Museo Vasco de Historia de la Medicina de la UPV/EHU. -
Iniciamos temporada con una serie de nuevos capítulos sobre los avances en la historia de la medicina donde mostramos los antecedentes de las modernas prácticas médicas desde los transplantes a la neurocirugía pasando por las transfusiones de sangre o las intervenciones para tratar los órganos enfermos.
Sus antecedentes y su evolución a lo largo de los siglos es lo que vamos a abordar en estas charlas. Por el camino. probablemente, se cometieron abundantes desaguisados hasta que la medicina dejó de ser algo esotérico y se convirtió en una disciplian científica.
En esta primer capítulo abordamos de la mano de Adrian Hugo Llorente, médico e investigador del Museo Vasco de Historia de la Medicina y la Ciencia de la UPV/EHU, una de las prácticas quirúrgicas más antiguas que se conocen, las trepanaciones. Se han descubierto cráneos pertenecientes a personas que vivieron en el neolítico a las que practicaron agujeros en la cabeza y que en algún caso, sorprendentemente, llegaron a sobrevivir.
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Llega el final de la serie de episodios en los que hemos repasado la historia de los experimentos desarrollados con seres humanos en el siglo XX, especialmente en el marco de la Segunda Guerra Mundial.
Tras conocer los detalles del programa alemán, soviético, japonés y estadounidense; Adrian Hugo Llorente, médico e investigador del Museo Vasco de Historia de la Medicina y la Ciencia de la UPV/EHU, presenta esta vez las investigaciones desarrolladas por los británicos durante la guerra. ¿Qué armas secretas se estudiaron bajo el mandato de Winston Churchill? ¿Qué experimentos se desarrollaron en suelo británico, incluso año después, durante la Guerra Fría?
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Poco después de la Invasión de Manchuria (1931), el Ministerio de la Guerra de Japón autorizó a la Red Ishii la creación de la Unidad Togo, un laboratorio secreto en la Fortaleza de Zhongma (1933) que actuaría como satélite del Laboratorio de Investigación para la Prevención Epidémica de la Escuela Médica Militar de Japón.
Con el comienzo de la II Guerra Mundial, el gobierno japonés autorizó su transformación en un programa de investigación y desarrollo de armas biológicas que utilizó a prisioneros de guerra y población china como conejillos de indias de crueles experimentos. De una forma mucho más metódica y organizada que en el caso nazi, científicos, profesores de universidad y médicos japonenes trabajaron al amparo del escuadrón 731 ensayando el efecto de nuevas armas en personas y, sobre todo, buscando convertir agentes patógenos en arma de guerra.
El escuadrón 731 y su red de satélites protagonizan el nuevo capítulo de la serie sobre la historia negra de la medicina que desarrolla Adrian Hugo Llorente, investigador del Museo de Historia de la Medicina de la UPV-EHU.
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La periodista Eileen Welsome publicó en 1993, bajo el título Plutonium files, su investigación sobre expedientes secretos desclasificados en torno a experimentos destinados a estudiar los efectos de la radiación en humanos.
Posteriormente, la administración Clinton puso en marcha una comisión para investigar estos casos que se produjeron desde la puesta en marcha del proyecto Manhattan en 1944 hasta la década de los 70: enfermos terminales a los que se irradió con plutonio, niños que tomaron isótopos radiactivos mezclados con los cereales del desayuno, mujeres embarazadas a las que dieron hierro radiactivos son algunas de las víctimas de estos experimentos médicos realizados con humanos en Estados Unidos, entre el fin de la II Guerra Mundial y los años de la Guerra Fría.
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La guerra biológica en Europa se remonta al menos hasta el siglo XIV en Crimea, donde está documentado como un ejército mongol lanzó cadáveres de soldados víctimas de la peste contra la sitiada ciudad de Kaffa para obligar a la rendición de la colonia veneciana.
En el caso de la Unión Soviética, tras la I Guerra Mundial, se desarrollaron programas de guerra biológica con enfermedades como la peste, el antrax o la viruela desde los años 20, con la Agencia Química Militar (1925) y el Instituto Kirow (1934), y las investigaciones sobre los usos ofensivos o defensivos de estos patógenos se prolongaron hasta casi los años 80. Durante años, se crearon redes de centros de investigación en diferentes lugares del territorio donde se trabajó con agentes causantes de enfermedades como la viruela, el cólera, la brucelosis o la tularemia.
Se sospecha que el contacto con científicos japoneses prisioneros en la II Guerra Mundial facilitó a los soviéticos sus conocimientos sobre el ántrax. La historia que relata Adrián Hugo Aginagalde, investigador del Museo Vasco de Historia de la Medicina (UPV/EHU) está plagada, además, de incidentes, como el brote de viruela procedente de una isla del mar de Aral en 1972 o la fuga de ántrax de Sverdlvosk en 1979.
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El Tribunal de Nuremberg, que juzgó a los criminales nazis tras la II Guerra Mundial, vio desfilar por el banquillo de los acusados a no pocos médicos y científicos que participaron en la llamada 'solución final' que acabó con la vida de millones de judíos y otros colectivos de personas considerados inferiores o contrarios a los ideales del III Reich. Entre los juzgados estuvieron algunos de los responsables de los experimentos y la política de esterilización forzosa que decretaron para quienes no consideraban dignos de dejar descendencia.
Es sabido que los nazis consideraban que había vidas indignas de ser vividas. Consideraban inferiores a otras razas que debían ser eliminadas, pero la propia raza aria, a su juicio, requería también de unas medidas de higiene para eliminar a ciertos sujetos (delincuentes, enfermos mentales, homosexuales, discapacitados físicos o mentales). Creían que todo aquel que se saliera de la norma no debía tener descendencia para evitar que sus taras se siguieran propagando.
La Alemania Nazi estableció un política oficial de Higiene Racial que supuso la esterilización forzosa de medio millón de personas. No fue el único caso de Eugenesia en el siglo XX pero si fue el único régimen en realizar investigaciones en los campos de concentración (Auschwitz) con el fin de desarrollar técnicas rápidas para la esterilización masiva de grandes grupos de personas.
Este episodio forma parte de la historia negra de la medicina que repasamos con la ayuda de Adrian Hugo Llorente, médico e investigador del Museo de Historia de la Medicina (UPV/EHU). -
Algunas de las páginas más crueles de la historia negra de la medicina fueron escritas inmediatamente antes y durante la II Guerra Mundial por médicos y científicos nazis que para alcanzar sus fines justificaron el uso de los medios más terribles. Durante el nazismo, médicos y enfermeras de las SS y la Luftwaffe estuvieron involucrados en experimentos con humanos que se llevaron a cabo en campos de concentración de Dachau, Ravensbrück y Buchenwald.
Los prisioneros o pertenecían a lo que consideraba razas inferiores o eran presos comunes o políticos desprovistos del derecho a la ciudadaía. Lo cierto es que solo 23 personas fueron juzgadas por estos crímenes en el Juicio a los Doctores (1947) y de ellos unicamente 15 considerados culpables y condenados.
A pesar de ello, en la historia de la medicina hay un antes y un después de la redacción del Código de Nuremberg, formulado en aquel verano de 1947. Este documento, planteado después de los juicios a médicos nazis que habían realizado terribles experimentos con prisioneros, resume los principios que deben regir la investigación biomédico, y sentaron las bases de lo que ha llamado bioética. El objetivo era defender los derechos de los sujetos que participan en la investigación médica, algo que no pudieron hacer la víctimas que sufrieron y perecieron en los campos de concentración nazis.
En este punto de la historia negra de la medicina nos detenemos hoy, con la ayuda de Adrian Aginagalde Llorente, médico e investigador del Museo de Historia de la Medicina. Con él repasamos los experimentos que se llevaron a cabo en el campo de concentración de Dachau para estudiar los efectos de la presión, la hipotermia y la ingesta de agua salada en el cuerpo humano.
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En este nuevo capítulo nos proponemos conocer tres episodios relacionados con las vacunas que llegaron a los tribunales en su época y donde se mezclan experimentos no consentidos y vacunas contaminadas:
El caso Hubner en Baviera (1853-1854), que sentó el precedente de no utilizar niños enfermos para fabricar vacunas. El caso Neisser en Prusia (1892) que sentó las bases de lo que es el consentimiento informado del paciente, y el llamado desastre de Lübeck, ciudad alemana en la que la contaminación de una vacuna contra la tuberculosis provocó la muerte de más de 70 bebés.
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17. La crisis de las vacas locas y la historia de las enfermedades priónicas
18. El SARS, la primera epidemia del siglo XXI
19. Historia del Ébola, del olvido al pánico internacional
20. La fiebre hemorrágica Crimea Congo
21. Virus emergentes: la fiebre de Lassa y el virus Marburg
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La ciencia moderna también busca respuestas a las epidemias del pasado con el afán de aclarar que sucedió, dónde se originaron los brotes, cómo se expandieron y cómo afectaron a la población. Los estudios de antropología forense además, hoy en día pueden arrojar luz sobre las enfermedades del pasado con el estudio de personas que llevan muertas incluso siglos.
En esta podcast, repasaremos con Adrian Hugo Llorente, médico e investigador del Museo Vasco de Historia de la Medicina y las Ciencias la historia de la peste bubónica, la viruela, el cólera o la tuberculosis hasta llegar a las más recientes como el VIH/SIDA.
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17. La crisis de las vacas locas y la historia de las enfermedades priónicas
Desde que empezamos la serie de charlas sobre las enfermedades que han provocado las mayores epidemias en la historia de la humanidad hemos conocido enfermedades provocadas por virus, bacterias, incluso protozoos, como en el caso de la malaria.
El caso que nos ocupa en esta ocasión es muy diferente: su origen no es la infección provocada por un microorganismo. Las enfermedades priónicas son un conjunto de procesos neurodegenerativos provocados por el metabolismo aberrante de unas proteínas infecciosas llamadas priones.
La encefalopatía espongiforme bovina, conocida como 'mal de las vacas locas', y el mal de Creutzfeld Jakob son dos de las más conocidas. Enfermedades fatales cuyo estudio es reciente ya que hasta 1982 no se descubrió lo que era un prión. Curiosamente, algunas de estas enfermedades afectan especialmente a ciertas familias del País Vasco cuyo origen parece remontarse al siglo XVI.
Y es que entre las enfermedades priónicas encontramos el mal que describió el neurólogo italiano Elio Lugaresi en 1986, donde uno de sus pacientes sufría de un insomnio que ni siquiera con somníferos conseguía vencer. El insomnio letal familiar registra una veintena de casos en el País Vasco hoy en día, una concentración muy poco usual, pues se calcula que hay un centenar en todo el mundo, una concentración que se explica por la transmisión de una mutación genética concreta en estas familias.
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18. El SARS, la primera epidemia del siglo XXI
La provincia china de Cantón experimentó en noviembre de 2002 la aparición de casos de neumonía atípica ocasionada por un virus hasta el momento desconocido. La epidemia se propagó pronto a otras zonas cercanas. El 1 de febrero de 2003 las autoridades chinas informaron a la Organización Mundial de la Salud (OMS) de un brote de una infección respiratoria con más de 300 casos y cinco muertos. El 12 de marzo de 2003 la OMS emitía por primera vez una alerta global por una enfermedad nueva y desconocida hasta entonces: el síndrome agudo respiratorio y severo, conocido por sus siglas SARS.
La primera epidemia del siglo XXI puso de manifiesto la necesidad de potenciar los sistemas de vigilancia epidemiológica, la transparencia informativa y la colaboración internacional.
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19. Historia del Ébola, del olvido al pánico internacional
Hace apenas un año terminó la epidemia que costó la vida a más de 11.300 personas en Guinea, Sierra Leona y Liberia. La Organización Mundial de la Salud ha confirmado recientemente un segundo caso de Ébola en la República Democrática del Congo después de un brote con otros 17 casos sospechosos.
Los primeros casos de enfermedad por Ebola virus se detectaron en 1976 en dos brotes simultáneos que se dieron en Sudán del Sur y la República Democrática del Congo. El rio Ébola que discurre cerca de la aldea donde se produjo este segundo brote dio nombre al virus, desconocido hasta el momento y que desde entonces se ha propagado a diferentes países africanos.
Se trata de una enfermedad grave, a veces mortal, y no existe ningún tratamiento específico que neutralice el virus, aunque hay varios en fase de desarrollo del mismo modo que se trabaja en dos posibles vacunas. El ébola mató en la epidemia entre 2014 - 2016 a más de 11.000 personas y tocó a las puertas de países más allá de Africa provocando focos de alerta sanitaria como el ocurrido en Madrid en verano del 2014.
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20. La fiebre hemorrágica Crimea Congo
La fiebre hemorrágica de Crimea Congo es una de las llamadas enfermedades emergentes. Una desconocida en Europa occidental hasta que en 2016 se dio la primera víctima mortal en España. Dependiendo de la variedad su índice de mortalidad puede alcanzar el 40%, de ahí la necesidad de vigilar todo lo que tiene que ver con esta infección, que tiene su origen en un virus que utiliza para su transmisión la picadura de garrapatas.
En estos últimos programas han salido a relucir este tipo de infecciones conocidas hace solo unas décadas, o que se circunscribían a zonas muy concretas y que ahora pueden aparecer en lugares que se consideraban alejados de su zona de origen. Esta vez la protagonista es esta fiebre hemorrágica para la que todavía no hay vacuna.
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21. Virus emergentes: la fiebre de Lassa y el virus Marburg
Hoy toca hablar de dos fiebres hemorrágicas, la fiebre de Lassa y la de Marburg, ambas muy similares al ébola y que son consideradas también virus emergentes debido a que gracias a la globalización pueden saltar de las zonas de África donde son endémicas a otros lugares del mundo.
En este último programa de la temporada ponemos punto y final a la serie de charlas sobre la historia de las epidemias que hemos ido desgranando durante dos años. En los últimos programas nos hemos dedicado a conocer a virus emergentes como la fiebre de Crimea Congo y esta vez nos vamos a centrar en dos enfermedades infecciosas que a muchos les van a resultar totalmente desconocidas, la fiebre de Lassa y la fiebre de Marburg. -
Durante la II Guerra mundial, los nazis utilizaron la malaria como arma para intentar frenar el avance aliado desde el sur de Italia, pero también para castigar a un país que cambió de bando y echó a Mussolini del poder cuando la balanza se inclinó a favor del bando aliado.
Es, en suma, el primer caso de guerra biológica en suelo europeo del siglo XX y provocó unas epidemias de malaria que perjudicaron enormemente a la población civil. De la mano de Adrian Aginagalde Llorente, médico e investigador del Museo de Historia de la Medicina de UPV-EHU descubrimos uno de los capítulos de la historia negra de la medicina.
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Finalizamos la temporada con dos fiebres hemorrágicas, la fiebre de Lassa y la de Marburg, ambas muy similares al ébola y que son consideradas también virus emergentes debido a que gracias a la globalización pueden saltar de las zonas de África donde son endémicas a otros lugares del mundo.
En este último programa de la temporada ponemos punto y final a la serie de charlas sobre la historia de las epidemias que hemos ido desgranando durante dos años. En los últimos programas nos hemos dedicado a conocer a virus emergentes como la fiebre de Crimea Congo y esta vez nos vamos a centrar en dos enfermedades infecciosas que a muchos les van a resultar totalmente desconocidas, la fiebre de Lassa y la fiebre de Marburg.
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A pesar de que los primeros casos de esta enfermedad se dieron entre las tropas soviéticas destacadas en Crimea en 1944, la fiebre hemorrágica de Crimea Congo (FHCC) es considerada en la actualidad una enfermedad emergente. Durante décadas se desconocía en la Europa occidental hasta que en 2016 se dio la primera víctima mortal en España.
Dependiendo de la variedad su índice de mortalidad puede alcanzar el 40%, de ahí la necesidad de vigilar todo lo que tiene que ver con esta infección, que tiene su origen en un virus que utiliza para su transmisión la picadura de garrapatas. En estos últimos programas han salido a relucir este tipo de infecciones conocidas hace solo unas décadas, o que se circunscribían a zonas muy concretas y que ahora pueden aparecer en lugares que se consideraban alejados de su zona de origen. Esta vez la protagonista es esta fiebre hemorrágica para la que todavía no hay vacuna. -
Grandes plagas de la humanidad (4 de 5)
13. La malaria y las fiebres tercianas, azote de Césares y Papas.
14. La lepra, el estigma del castigo de Diós.
15. Las fiebres tifoideas, la Plaga de Atenas y la muerte de Alejando Magno.
16. La escarlatina y el garrotillo, historia de las epidemias infantiles
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La ciencia moderna también busca respuestas a las epidemias del pasado con el afán de aclarar que sucedió, dónde se originaron los brotes, cómo se expandieron y cómo afectaron a la población. Los estudios de antropología forense además, hoy en día pueden arrojar luz sobre las enfermedades del pasado con el estudio de personas que llevan muertas incluso siglos. En esta sección, repasaremos con Adrian Hugo Llorente, médico e investigador del Museo Vasco de Historia de la Medicina y las Ciencias la historia de la peste bubónica, la viruela, el cólera o la tuberculosis hasta llegar a las más recientes como el VIH/SIDA.
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13. La malaria y las fiebres tercianas, azote de Césares y Papas.
La malaria o fiebres tercianas ha sido una enfermedad endémica en Europa y ha moldeado la historia de zonas como la península itálica desde la época del Imperio Romano. Actualmente, medio millón de personas mueren anualmente por culpa de la malaria, una enfermedad tropical, también conocida como paludismo que se ceba sobretodo en los niños.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) su erradicación es fundamental. Y aunque existen fármacos preventivos y el año pasado se empezó también a probar una vacuna, la ayuda sanitaria no llega como debiera a los países donde la malaria es endémica.
Europa se ha declarado este año precisamente como el primer continente libre de esta enfermedad, aunque la malaria está ligada a la historia de los europeos. Pero contrariamente a lo que pudiera parecer, esta ausencia de casos de malaria en Europa quizá no sea del todo tan real. En este mundo global hemos tenido que aprender que las enfermedades van y vienen.
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14. La lepra, el estigma del castigo de Diós.
Durante siglos los enfermos de lepra fueron considerados impuros, objetos de castigo divino, con una enfermedad desfigurante. En el Antiguo Testamento, por ejemplo, solo en el Levítico hay hasta 59 instrucciones sobre como diagnosticar y tratar esta enfermedad. Y cuando se detectaba la lepra, se recomendaba apartar de la comunidad directamente a la persona que la padecía.
Se dice que en la Europa medieval llegó a haber 18.000 lazaretos en los que se mantenía apartados a los leprosos. Los movimientos migratorios provocados por las cruzadas facilitaron la expansión de la enfermedad por toda Europa, aunque no llegó a ocasionar grandes pandemias. Al final, va a resultar que no es una enfermedad tan contagiosa.
Hoy en día, con un tratamiento con antibióticos 2 años se consiga curar y a pesar de que en el año 2000 se cayó de la lista de amenazas contra la Salud Pública de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la lepra sigue afectando entre 2 -3 millones de personas en el mundo, y es por ello que, hoy esta enfermedad de los tiempos bíblicos es la protagonista que abordaremos en este nuevo episodio sobre las Grandes Plagas de la Humanidad
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15. Las fiebres tifoideas, la Plaga de Atenas y la muerte de Alejando Magno.
La fiebre tifoidea, una enfermedad que hasta el siglo XIX se confundía a menudo con el tifus, se cree que es la primera epidemia descrita en las fuentes clásicas y causante de la peste de Atenas de 430 a. C. que acabó con la vida de Pericles. Fue el trabajo de los médicos que dedicaron sus esfuerzos a distinguir unas enfermedades de otras, es decir, caracterizar los síntomas de cada infección, lo que permitió encontrar, como en este caso, una vacuna y un tratamiento.
En la mayoría de los países, por cierto, fue el saneamiento de las aguas fecales y el tratamiento del agua potable lo que ha hecho que esta enfermedad se vea reducida, aunque siga habiendo focos en zonas menos desarrolladas.
Hoy en día muchas de las plagas que repasamos suenan lejanas en el tiempo, cosa del paso, aunque vamos aprendiendo que se trata más de una lejanía en kilómetros más que en años. Porque enfermedades como la malaria o el cólera, siguen activas en otras partes del mundo. Es lo que ocurre con la protagonista de hoy, la fiebre tifoidea, que sigue siendo frecuente en Asia, en algunos países de américa del sur y áfrica subsahariana.
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16. La escarlatina y el garrotillo, historia de las epidemias infantiles
Hasta hace unos 50 años, las enfermedades típicas de la infancia abarcaban una serie de infecciones que hoy consideramos cosas del pasado gracias, sobretodo, a las vacunas. La polio, el sarampión, y la viruela conforman una lista bastante larga a la que vamos a añadir otra enfermedad contra la que recibimos vacuna desde mediados de los 70, la difteria.
Antiguamente llamada garrotillo, que lamentablemente volvió a ser de actualidad el año pasado tras la muerte de un niño de 6 años en Cataluña porque no estaba vacunado contra esta enfermedad. También hablaremos de otro mal típico de la infancia, ya también medio olvidado, pero que de vez en cuando da algún brote en zonas de Europa, la escarlatina o fiebre escarlata.
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Grandes plagas de la humanidad (3 de 5)9. El SIDA, la última gran epidemia que nadie previó.10. La tuberculosis, la enfermedad más antigua de la historia humanidad.11. La sífilis: ¿la epidemia que vino de América? 12. El sarampión, desde la conquista de América hasta el movimiento antivacunas.----La ciencia moderna también busca respuestas a las epidemias del pasado con el afán de aclarar que sucedió, dónde se originaron los brotes, cómo se expandieron y cómo afectaron a la población. Los estudios de antropología forense además, hoy en día pueden arrojar luz sobre las enfermedades del pasado con el estudio de personas que llevan muertas incluso siglos. En esta podcast, repasaremos con Adrian Hugo Llorente, médico e investigador del Museo Vasco de Historia de la Medicina y las Ciencias la historia de la peste bubónica, la viruela, el cólera o la tuberculosis hasta llegar a las más recientes como el VIH/SIDA.----9. El SIDA, la última gran epidemia que nadie previó.El ingreso de 5 hombres en un hospital de Los Ángeles en marzo de 1981 fue la primera pista de la aparición de una nueva pandemia en el mundo. Estos 5 hombres tenían el sistema inmunológico dañado, infecciones múltiples y los 5 eran homosexuales. A partir de ahí, el estudio de estos 5 casos dio pie a la publicación en junio de ese mismo año del primer artículo científico sobre un nuevo agente infeccioso, un virus hasta el momento desconocido. El VIH se aisló por primera vez en 1983 y para entonces ya estaba claro que era mucho más que un virus que atacaba a homosexuales, promiscuos y a drogadictos. Desde los años 80 hemos asistido al nacimiento y desarrollo de una pandemia global y 35 años más tarde los científicos siguen buscando como hacerle frente de forma más efectiva.Por el momento lo que podemos decir es que cerca de 37 millones de personas en todo el mundo viven con el SIDA. Se estima que 1,2 millones de personas mueren cada año a causa de enfermedades relacionadas con este síndrome. Desde el año 2000 han sido 25 millones las víctimas y que el África subsahariana enfrenta la carga más grande del VIH a nivel mundial, representa el 66% de todas las nuevas infecciones. Actualmente infección por VIH que afecta en el mundo a 78 millones de personas y que avanza a un ritmo de 2,1 millones de nuevo afectados al año. En este nuevo programa con el Museo Vasco de Historia de la Medicina, descubriremos los antecedentes de la epidemia en las primeras décadas del siglo XX, antes de que el SIDA golpease con toda crudeza en los años 80.----10. La tuberculosis, la enfermedad más antigua de la historia humanidad.La tuberculosis es una de las enfermedades ligadas desde la más remota antigüedad a la especie humana. Numerosos restos arqueológicos y fuentes antiguas dan fe de la presencia de este mal que consume el organismo, de ahí uno de sus nombres, la consunción. La tuberculosis, también llamada en el pasado la Peste Blanca es sobretodo un problema de Salud Pública en países en vías de desarrollo, aunque sigue generando pequeños brotes como el que se ha producido recientemente en una Facultad de la UPV/EHU. En este nuevo programa descubriremos los orígenes de la tisis en las primeras poblaciones humanas y su evolución hasta el estallido en la Revolución Industrial, el descubrimiento del bacilo de Koch (1882) y el desarrollo de los primeros tratamientos antibióticos----11. La sífilis: ¿la epidemia que vino de América? La sífilis, hoy en día considerada una simple infección que se cura con penicilina, durante siglos provocó graves problemas de salud a las poblaciones de todo el mundo. Y es que aunque su origen sigue siendo debatido, se ha extendido por todo el globo en los últimos 500 años. Repasaremos lo que se sabe acerca de su origen, de los tratamientos (a menudo tóxicos) que se proporcionaban a los enfermos hace siglos y como, entre los trabajos realizados por los investigadores por encontrar una cura, se encuentran dos terribles de experimentos con humanos que nunca debieron producirse. Son muchas las personalidades de todos los ámbitos que a lo largo del tiempo han padecido sífilis. Pensadores, literatos y músicos como Nietzsche, Stendhal, Baudelaire, Tolstoi y Schubert, pintores como Goya y Van Gogh, e incluso se especula si dirigentes como Iván el Terrible, Napoleón, Lincoln o Hitler pudieron sufrir esta enfermedad.Además como la sífilis ataca el sistema nervioso, e incluso provoca demencia en la última etapa, hay quien ha visto en decisiones de estos líderes indicios de la enfermedad. Al margen de especulaciones, en esta ocasión trataremos de la historia de la sífilis cuya presencia en las sociedades modernas sigue siendo preocupante. En España se contagian anualmente 8 de cada 100.00 habitantes según el Instituto de Salud Carlos III, lo que supone que en unos pocos años se ha doblado el número de casos.----12. El sarampión, desde la conquista de América hasta el movimiento antivacunas.Rumanía declaró el pasado día 22 de septiembre una epidemia de sarampión tras registrar 675 casos y la muerte de 3 bebés en los primeros 8 meses del año. Los niños fallecidos tenían menos de un año, por lo que no habían sido vacunados, pero las autoridades sanitarias de este país afirman que si los niños más mayores hubieran estado protegidos por la vacuna no se hubiera generado esta epidemia. Responsabilizan directamente de estas muertes y de esta alerta sanitaria a las campañas irresponsables contra la vacunación de los niños que se dan en Rumanía y que parten de organizaciones ortodoxas y de personalidades mediáticas que se muestran contrarias a las vacunas.Según la organización mundial de la salud, de hecho, todavía mueren más de 100.000 niños al año por su culpa. Se estima que entre 2000 – 2014 esta vacuna evitó 17 millones de muertes lo que la convierte en un una gran inversión en Salud Pública, sin embargo en países europeos y EEUU, de vez en cuando, se oye hablar de brotes de sarampión debido a que hay padres y madres que no quieren vacunar a sus hijos.Por cierto, que el responsable de vincular la vacuna triple vírica con el autismo fue procesado, su investigación desacreditada, se le prohibió ejercer la medicina, pero el mal ya estaba hecho y se le sigue citando como científico de referencia entre quienes se consideran contrarios a las vacunas. Que el sarampión siga matando niños es noticia y da, lamentablemente, actualidad a este nuevo episodio sobre historia de las epidemias.Síguenos en Facebook, Twitter e Instagram: @HistMedMuseum
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Hace apenas un año terminó la epidemia que costó la vida a más de 11.300 personas en Guinea, Sierra Leona y Liberia. La Organización Mundial de la Salud ha confirmado recientemente un segundo caso de Ébola en la República Democrática del Congo después de un brote con otros 17 casos sospechosos.
Los primeros casos de enfermedad por Ebola virus se detectaron en 1976 en dos brotes simultáneos que se dieron en Sudán del Sur y la República Democrática del Congo. El rio Ébola que discurre cerca de la aldea donde se produjo este segundo brote dio nombre al virus, desconocido hasta el momento y que desde entonces se ha propagado a diferentes países africanos.
Se trata de una enfermedad grave, a veces mortal, y no existe ningún tratamiento específico que neutralice el virus, aunque hay varios en fase de desarrollo del mismo modo que se trabaja en dos posibles vacunas. El ébola mató en la epidemia entre 2014 - 2016 a más de 11.000 personas y tocó a las puertas de países más allá de Africa provocando focos de alerta sanitaria como el ocurrido en Madrid en verano del 2014.
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La provincia china de Cantón experimentó en noviembre de 2002 la aparición de casos de neumonía atípica ocasionada por un virus hasta el momento desconocido. La epidemia se propagó pronto a otras zonas cercanas. El 1 de febrero de 2003 las autoridades chinas informaron a la Organización Mundial de la Salud (OMS) de un brote de una infección respiratoria con más de 300 casos y cinco muertos. El 12 de marzo de 2003 la OMS emitía por primera vez una alerta global por una enfermedad nueva y desconocida hasta entonces: el síndrome agudo respiratorio y severo, conocido por sus siglas SARS.
La primera epidemia del siglo XXI puso de manifiesto la necesidad de potenciar los sistemas de vigilancia epidemiológica, la transparencia informativa y la colaboración internacional. LA historia del SARS es el nuevo capítulo de la serie de charlas sobre epidemias que mantenemos una vez al mes con Adrian Hugo Aginagalde Llorente, médico e Investigador del Museo Vasco de Historia de la Medicina de la UPV/EHU.
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Desde que empezamos la serie de charlas sobre las enfermedades que han provocado las mayores epidemias en la historia de la humanidad hemos conocido enfermedades provocadas por virus, bacterias, incluso protozoos, como en el caso de la malaria.
El caso que nos ocupa en esta ocasión es muy diferente: su origen no es la infección provocada por un microorganismo. Las enfermedades priónicas son un conjunto de procesos neurodegenerativos provocados por el metabolismo aberrante de unas proteínas infecciosas llamadas priones.
La encefalopatía espongiforme bovina, conocida como 'mal de las vacas locas', y el mal de Creutzfeld Jakob son dos de las más conocidas. Enfermedades fatales cuyo estudio es reciente ya que hasta 1982 no se descubrió lo que era un prión. En este repaso nos acompaña Adrian Hugo Aginagalde Llorente, médico residente en Medicina Preventiva y Salud Pública, e investigador del Museo Vasco de Historia de la Medicina (UPV/EHU), para hablarnos de la historia de estas enfermedades que además afecta especialmente a ciertas familias del País Vasco.
Y es que entre las enfermedades priónicas encontramos el mal que describió el neurólogo italiano Elio Lugaresi en 1986, donde uno de sus pacientes sufría de un insomnio que ni siquiera con somníferos conseguía vencer. El insomnio letal familiar registra una veintena de casos en el País Vasco hoy en día, una concentración muy poco usual, pues se calcula que hay un centenar en todo el mundo, una concentración que se explica por la transmisión de una mutación genética concreta en estas familias.
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