El imperio español estaba regido por los reyes de la Casa de Austria junto a un selecto número de consejeros, maestros y ayos. Los cimientos educativos de esa élite de gobierno eran un factor clave para la estabilidad de aquella maquinaria cosmopolita.
Preceptores de infantes e infantas, que desde Isabel la Católica hasta Carlos II ponen de manifiesto la esmerada educación e importancia de las reinas en la formación espiritual y la cuidadosa selección de maestros de sus sucesores.