Si has llegado al Atascadero seguramente no sepas muy bien si es de día o de noche, y la verdad, da un poco igual. La mayoría de la gente que llega aquí viene atada a una camilla y bajo los efectos de la sedación.
Después de los primeros momentos de confusión, tras el convencimiento de que es inútil repetir y repetir que esto es un error, cuando te das cuenta de que ni llorando, ni amenazando, ni suplicando vas a salir de aquí... te resignas y decides prestar atención a la colección de seres estrambóticos que deambulan por los pasillos y las habitaciones de este lugar pintoresco y tenebroso