Avsnitt

  • (NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/192-pepe-garcia-el-estoico-paternidad-los-limites-del-estoicismo-y-rutinas-imposibles/)

    «No dejes que el dulce sueño se apodere de tus lánguidos ojos sin antes haber repasado lo que has hecho en el día: “¿En qué he fallado? ¿Qué he hecho? ¿Qué deber he dejado de cumplir?”. Empieza desde el comienzo, recórrelo todo, y reprochar los errores y alégrate de los aciertos» — Pitágoras
    Esta cita de Pitágoras la descubrí en el libro de mi invitado de hoy y creo que no puede definirle mejor. Pepe García, al que muchos conoceréis como El Estoico, lleva años sumergiéndose en las profundidades del estoicismo y reflexionando, para después divulgar. Lo hace a través de su podcast, que se llama El Estoico —claro—, y de sus libros. El primero fue Siempre en pie, y lleva nosecuantas ediciones ya, y el segundo saldrá en breve y se va a llamar Manual para la serenidad, algo que seguro que nos viene bien a muchos.

    Juntos hablamos de estoicismo, lógicamente, pero tratamos de salirnos de las preguntas más habituales y nos fuimos a otras filosofías, a cuándo todas estas enseñanzas ancestrales dejan de ser funcionales, a la paternidad y a otro montón de cosas. Y lo hicimos, además, en mi querido Instituto Tramontana, grabándolo en directo delante de unas 50 personas. Y lo pasamos de maravilla.

    Este año me ha dado por grabar algunas entrevistas con público y la verdad es que cada día lo disfruto más, así que si te apetece venir a la próxima, que sepas que habrá más ocasiones. Tanto con kaizen como con Nada Que Ganar.

    Pero, bueno, no me enrollo más: espero que disfrutes tanto como lo hice yo de esta conversación con Pepe García

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  • (NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/191-del-largo-ahora-al-ultimo-ser-humano)

    Es posible que hayas escuchado alguna vez el discurso de inauguración de Steve Jobs en Stanford. Es uno de esos vídeos con los que uno se topa de vez en cuando en internet. Mucha gente recuerda y cita frases que pronunció ese día.

    Como aquello de que los puntos sólo se unen mirando hacia atrás, o lo de que conviene preguntarse si lo que vas a hacer hoy es lo que querrías hacer si fuese el último día de tu vida. O como las palabras con las que cerró aquel discurso, por las que mucha gente recuerda a Steve Jobs: “Stay Hungry. Stay Foolish.” Algo así como «Mantente hambriento. Mantente alocado», pero suena mucho mejor en inglés. Aunque de lo que no solemos acordarnos es de que esas palabras no son suyas.

    Lo dice él mismo justo antes de esa frase, cuando cuenta que las leyó a mediados de los años 70, en la última página del último número de una revista bastante peculiar: The Whole Earth Catalog. El Catálogo de la Tierra Completa. Esas palabras, “Stay Hungry. Stay Foolish”, fueron la manera en la que tuvieron de despedirse de sus lectores.

    Aquella revista fue fundada en los años 60 por un tipo peculiar: Stewart Brand. Y la historia detrás de esas palabras resume a la perfección su filosofía. En 1966, Brand creó una campaña para exigir a la NASA que compartieran con el mundo las fotos que tenían de la Tierra vista desde el espacio. Sí, porque en 1966, la mayor parte de la gente no había visto una foto de la Tierra. Así que nuestro amigo decidió distribuir chapas con una frase: «¿Por qué no hemos visto una foto de la Tierra al completo?» Estaba convencido de que la imagen de aquella canica azul de la que hablamos hace unos cuantos capítulos podía cambiar el mundo. De ahí vino el nombre de la revista. Brand era una de tantas personas obsesionadas con el efecto perspectiva del que te he hablado varias veces. De hecho, tenía una especie de proyecto en el que quería contraponer las imágenes de cómo se veía el amanecer de la Tierra desde el espacio como cómo se vivía siendo un humano en la Tierra.

    Y en sus propias palabras, se «imaginaba un autoestopista al amanecer, en una carretera perdida, con el sol saliendo y trenes pasando a su lado. La mentalidad de un joven autoestopista es una de las mentalidades más libres que hay». Y remataba, diciendo “You are always a little bit hungry and you know you are being completely foolish” «Siempre tienes un poco de hambre y sabes que estás siendo completamente alocado»

    Te he dicho que Brand es un tipo peculiar, pero seguramente no tanto como nos lo parece hoy. Como todos, fue un producto de su tiempo. Alguien que nació en 1938 y que pasó los primeros 30 años de su vida en una época de progresos tecnológicos increíbles. Progresos que nos permitirían ser dueños de nuestras vidas. De hecho, si en lugar de irnos a la última página, del último ejemplar del Whole Earth Catalog, nos vamos a la primera página de su primer ejemplar, publicado en 1968 con una imagen completa de la Tierra en su portada y leemos el pequeño manifiesto con el que se presenta, nos encontramos con la siguiente declaración, que es bastante difícil de traducir, pero vamos a intentarlo:

    «Propósito:

    Somos como los dioses y ya puestos podríamos aprender a hacerlo bien. Hasta ahora, el poder y la gloria que remotamente hemos alcanzado —a través de gobiernos, grandes empresas, la educación formal, la iglesia— han sido exitosos sólo hasta el punto en el que sus groseros defectos oscurecen los auténticos avances. En respuesta a este dilema y a esos avances, se está desarrollando todo un campo de poder personal —el poder de los individuos para dirigir su propia educación, encontrar su propia inspiración, dar forma a su entorno y compartir su aventura con quien quiera estar interesado. El Catálogo de la Tierra Completa busca y promueve herramientas para ayudarte en ese proceso»

    ¡Toma ya!

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  • (NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/190-guerreros-de-la-roca/)

    «La mentalidad de una persona común contiene un porcentaje enorme de inconsciencia. Somos prisioneros de la costumbre y ni siquiera lo sabemos.

    Una persona corriente tiene aproximadamente sesentamil pensamientos diarios, y la mayoría de ellos son los mismos todos los días. La tarea del guerrero es liberar la mente consciente de estos pensamientos repetidos, para así dirigir la atención de forma deliberada y responder de manera espontánea y no habitual a situaciones de riesgo. La plena atención y la espontaneidad son las claves para obtener poder, y el primer paso para mejorar estas cualidades es alumbrar la penumbra del reino de nuestro inconsciente» — Arno Ilgner

    ¡Toma ya! Unos cuantos capítulos atrás te hablé del miedo a través de los aprendizajes de Alex Honnold, un escalador al que cariñosamente llamé hombre-cabra, un poco por la combinación entre su capacidad para trepar y las cosas que se le ocurría hacer. El ser y el estar a veces se diferencian poco. Hace más tiempo aún, en el capítulo 154, te hablé de nuestro diálogo interior. Es decir, de cómo según nos hablemos a nosotros mismos, cambia nuestra manera de ver el mundo y nuestro rendimiento. Y en ambos capítulos mencioné de pasada un libro, el mismo del que te he leído un párrafo al principio: The Rock Warriors Way, que en España se llamó, Guerreros de la Roca, de Arno Ilgner. Que, por cierto, la edición que tengo yo en castellano, que te dejo enlazada en las notas, está repleta de fotos alucinantes de escalada.

    Y por si no te había quedado claro con el párrafo que te he leído antes, te diré que es un libro bastante peculiar. Se publicó por primera vez en 2003, pero el lenguaje que usa a mí me suena a veces a ese batiburrillo de ideas pseudocientíficas y esotéricas que fue la cultura New Age de los 70. O al menos eso creo, porque yo no la viví. En cualquier caso, a lo que iba es que el lenguaje que usa es extraño y puede generar algo de rechazo. A mí me lo generó al principio, desde luego. Y además, tampoco aconsejaría a nadie tomárselo muy al pie de la letra, no creo que tenga una base científica muy sólida. Pero, dicho todo esto, creo que es exactamente lo que promete ser: un manual de entrenamiento mental. Dirigido a escaladores, sí, pero con un montón de lecciones que nos pueden ser útiles a todos. O eso espero, porque es precisamente de lo que vamos a hablar en el capítulo de hoy.

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  • (NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/qampa09-ejercicio-fisico-espiritualidad-consciencia-sensaciones-libre-albedrio-igualdad-patrocinios-y-cambios-de-perspectiva/)

    Decía en el último preguntas y respuesta que aún tenía unas cuantas acumuladas y que repetiríamos pronto para solucionarlo. Pues bien, estamos repitiendo, pero no solucionándolo del todo, porque han llegado más, que ya responderemos en algún momento.

    En el capítulo, como siempre hay una mezcla curiosa de temas, aunque hay uno que predomina sobre el resto: la consciencia. Luego nos dolerá la cabeza a todos, parece que no aprendemos.

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  • (NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/189-los-hilos-rojos-del-destino-i-sincronicidad-y-serendipia/)

    En 1914 una madre alemana fotografió a su bebé y llevó la placa a revelar a una tienda de Estrasburgo pocos días antes de que estallara la Primera Guerra Mundial. Por esa desagradable manía que tienen las guerras de interrumpir la vida de las personas, le fue imposible recoger la fotografía.

    Dos años después esa misma mujer compró otra placa en Munich para fotografiar a su otra hija, recién nacida. Esta sí pudo revelarla y al hacerlo se encontró una sorpresa: había una doble exposición. Es decir, aquella placa ya se había usado antes, por lo que había dos fotografías superpuestas. Una, la de su hija recién nacida. Y la otra, aquella foto que ella misma tomó dos años antes a su bebé. Por alguna casualidad cósmica, esa placa nunca llegó a revelarse, viajó los 165 kilómetros que separaban Estrasburgo de Munich y acabó siendo vendida, como si fuera nueva, a la misma mujer.

    Ésta y otras historias de casualidades increíbles fueron recopiladas por el escritor Wilhelm von Scholz en un libro cuyo título en alemán bien podría provocarme un esguince de lengua así que lo diré en castellano: «Casualidad y destino. Miradas tras el telón de la vida»

    Según tengo entendido, porque te confesaré que no lo he leído, en él dice algo así como que esas casualidades hacen que la vida parezca «El sueño de una conciencia mayor y más completa, que es incognoscible». Cómo odio esa palabra y la de veces que ha salido esta temporada.

    Carl Jung, uno de los pioneros de la psicología, en general, y del psicoanálisis en particular —y dejaremos que cada cual considere si eso es bueno o malo— sentía fascinación por esas casualidades tan extraordinarias que parece imposible que sean simples coincidencias. Y de hecho las estudió a fondo, mientras profundizaba en su idea del inconsciente colectivo, algo así como las estructuras inconscientes que compartimos todos. Según él, nuestro inconsciente colectivo está poblado de instintos y arquetipos, de ideas universales que llevamos preinstaladas. Por ejemplo, las figuras paterna y materna, con un montón de atributos asociados.

    Bueno, pues mientras pensaba en estas cosas, Jung dijo haberse encontrado con sorprendentes conexiones que la racionalidad científica no era capaz de explicar. En sus propias palabras:

    «Lo que encontré fueron “coincidencias” que estaban conectadas de manera tan significativa que su concurrencia “casual” representaría tal grado de improbabilidad que tendría que expresarse (estadísticamente) mediante una cifra astronómica» - Jung

    Olé. Y se quedó tan ancho.

    Jung hizo buenas migas con Wolfgang Pauli, un físico brillante, que desde muy joven llamó la atención de Einstein y que acabaría recibiendo el Premio Nobel en 1945 y siendo considerado uno de los padres de la mecánica cuántica.

    Aquella amistad fue cuanto menos peculiar. Pauli llegó a Jung como paciente, en un momento especialmente turbulento de su vida. Su madre se había suicidado, tras descubrir que su padre le había sido infiel. Y al poco tiempo, éste se casó con una mujer mucho más joven, de la edad del propio Pauli, que no llegaba aún a los 30. En paralelo, el matrimonio de Pauli con una cabaretera a la que había propuesto casarse al poco de conocerse, y mientras ella salía con un químico, tampoco iba muy bien. Más que nada, porque, pese a aceptar, ella siguió mucho más interesada en el químico que en él. No duraron ni un año casados y Pauli acabó dándose al alcohol y al tabaco compulsivamente. Hasta que su padre le convenció de que contactara con Jung.

    Durante años, primero con otra terapeuta y después con el propio Jung, Pauli registró sus sueños, algo que estaba muy de moda. Al parecer, tenía una enorme capacidad para recordarlos y llegó a escribir más de 1.000. Pauli tenía todo tipo de sueños a los que trataba de dar significado con la ayuda de Jung, mientras que éste iba poco a poco derivando hacia ideas cada vez más esotéricas apoyándose sobre sus interpretaciones de las teorías físicas del propio Pauli.

    Por ejemplo, en una ocasión, Pauli escribió a Jung contándole un sueño que había tenido sobre un congreso de física con muchos participantes. El sueño estaba repleto de imágenes que simbolizaban cómo la polarización separa las cargas positivas y negativas generando dos opuestos, como en los dipolos eléctricos. Jung respondió que aquel simbolismo representaba «la relación complementario de un sistema autorregulado de un hombre y una mujer». Claro que sí.

    Otro de los sueños de Pauli incluía un símbolo ancestral llamado Uróboros: una serpiente o un dragón que se muerde su propia cola formando un círculo. Es un símbolo que ha aparecido en multitud de culturas a lo largo de los siglos y que, generalmente se ha asociado a una especie de ciclo eterno de las cosas y también al esfuerzo o las luchas eternas e inútiles por intentar evitar aquello que se repite una y otra vez.

    Es un símbolo muy asociado a la alquimia, también, donde representa la unidad de todas las cosas, materiales y espirituales, que nunca desaparecen, sino que cambian en un ciclo eterno de destrucción y nueva creación. Todo muy normal, como ves. El caso es que Pauli permitió a Jung que usara estos y muchos otros de sus sueños en sus conferencias y en un libro con un título prometedor: psicología y alquimia. Hoy me da que no voy a tener suficientes olés para decir.

    Intercambiaron cartas durante veintiséis años en las que ambos demostraron estar interesados en la interacción entre la mente y la materia. Pensaban que lo físico y lo psíquico eran aspectos complementarios de una única entidad, así que la física y la psicología podían ser formas complementarias para entender la realidad. Y aunque parece que se fueron distanciando a medida que Jung se adentraba en terrenos cada vez menos científicos, de su colaboración surgió una idea que obsesionaba a ambos: la sincronicidad.

    Decía el propio Jung que se le ocurrió este concepto un día que estaba en terapia con una paciente. Justo cuando ella le contaba un sueño en el que alguien le regalaba una joya dorada con forma de escarabajo, Jung oyó un golpe en el cristal y al asomarse vio que había sido un escarabajo de color entre verdoso y dorado. Así nació la idea de la sincronicidad, que sería la existencia de relaciones no causales entre acontecimientos simultáneos. Es decir, coincidencias increíbles conectadas entre sí de alguna manera que se nos escapa. Venga, uno más: Olé.

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  • (NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/188-creatividad-vi-espera-lo-inesperado/)

    «Tenía 8 o 9 años. Y mi madre tuvo un ataque al corazón. Y… cuando volvió a casa… el médico me dijo: “Nunca discutas con tu madre porque podrías matarla”»

    (RISAS)

    «Lo segundo que dijo fue: “trata de hacerla reir”. Nunca había tratado conscientemente de hacer reír a nadie. Pero me puse a ello. Y supe que había tenido éxito cuando se meó en los pantalones»

    (RISAS)

    «Pero es verdad. Mi nombre real es Jerry, no Gene… Y ella me dijo: “Jerry, mira lo que me has hecho hacer”. Sé que esto es un rodeo para responder a tu pregunta, pero ese fue el comienzo de la creatividad para mí. Hubo otro momento importante para mí. Cuando estaba en primero de primaria, había una maestra, creo que aún recuerdo su nombre, la Sra. Bernard. Tenía todos nuestros dibujos colgados. Pintábamos con ceras y colgábamos los papeles en las paredes. Menos los míos. Y le pregunté por qué no estaba el mío colgado. Y me respondió: “No eres lo suficientemente bueno aún”. Y eso, simplemente, me mató durante años y años. Hasta que en 1984… »

    (RISAS)

    «Creéis que es broma, pero no lo es… empecé a pintar. Y ahora trato de pintar todos los días de mi vida. Cuando no estoy escribiendo o trabajando en una película, pinto. Pero aquella estúpida mujer…»

    (RISAS)

    Así respondía un genio del humor, Gene Wilder, a la pregunta de «¿qué es la creatividad?». Que termina por no responder… ¿o sí?

    En el fondo, lo que dice es que detrás de la creatividad está lo que sea que nos lleve a crear algo. Puede ser nuestra necesidad de expresarnos o las ganas de alargar la vida a nuestra maltrecha madre o de demostrarle a cierta profesora de primaria que somos capaces de hacer lo que dijo que no podríamos.

    Claro que normalmente no basta con ese impulso. Una cosa es la motivación y otra eso que llamamos la inspiración. Una cosa es querer crear y otra saber qué o cómo crearlo. De hecho, cuando hablamos de creatividad, normalmente de lo que hablamos es de la capacidad de encontrar formas nuevas o inesperadas de superar un reto. Puede ser un reto que a nadie se le hubiera ocurrido antes, como transmitir emociones pintando con grandes bloques de color, como Rothko, o hacer algo que ya se había hecho antes de una forma nueva, como representar un toro con apenas 11 trazos, como Picasso.

    De alguna manera, la creatividad se relaciona con lo inesperado. Es lo que hace Gene Wilder en su respuesta. Con ese dominio que tenía de la pausa, en cada silencio parece tomar la decisión de dar un giro que nos sorprenda. Mucho de lo que llamamos creatividad nace de ser capaces de esperar lo inesperado. Así dicho suena a trabalenguas extraño, pero esa frase, junto con otras muchas igual de peculiares, nos va llevar directos a quien algunos consideran el primer maestro de la creatividad occidental: Heráclito.

    Si cuando digo que los griegos ya lo sabían todo es por algo…

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  • (NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/187-toma-de-decisiones-viii-pensamiento-analitico-feynman-la-nasa-y-la-incertidumbre/)

    “In God We Trust. All Others Bring Data”

    «Confiamos en Dios. Todos los demás traed datos»

    Esta frase de William Edward Demings, un estadístico estadounidense que fue clave en el desarrollo y crecimiento de Japón tras la Segunda Guerra Mundial, preside la sala de evaluación de misiones de la NASA. O eso se cuenta siempre. Yo no lo he visto.

    Pero parece lógico: explorar los confines del universo, llevar al hombre a la Luna o tratar de encontrar vidas alienígenas son tareas que requieren de una precisión extrema y de un profundo conocimiento científico. Sin embargo, la realidad es tozuda. Y frente a nuestro afán por tomar las mejores decisiones basadas en datos, nos enfrentamos continuamente a la necesidad de decidir sin muchos de ellos, bajo presiones de todo tipo. Algo similar le sucedió, precisamente, a la propia NASA el 28 de enero de 1986.

    Aquel día despegaría el Transbordador Espacial Challenger, con sus siete tripulantes a bordo, y con, al menos, dos misiones. La primera, la oficial, era la de desplegar un satélite de comunicaciones y estudiar el Cometa Halley mientras estaban en órbita. La segunda, no tan explícita, era la de volver a despertar el interés del público por la conquista del espacio. Habían pasado casi 17 años desde la llegada a la Luna y, sin nuevos grandes hitos que excitaran su imaginación, los estadounidenses ponían su atención —y con ella sus votos y, por tanto, su dinero— en otros temas. Por eso, aquel lanzamiento fue precedido de una campaña de comunicación sin precedentes.

    Incluso, como cuenta Nuria Pérez en su maravilloso podcast Gabinete de Curiosidades, se plantearon que en aquella misión viajara Big Bird, el primo americano de la Gallina Caponata. Sí, la de Barrio Sésamo.

    Me habría encantado estar en la reunión en la que discutieron eso. Al final, se dieron cuenta de que, por lo que sea, meter a alguien con un disfraz de dos metros y medio en lo que esencialmente era una lata de sardinas espacial no era factible.

    La elegida finalmente fue Christa McAuliffe, una maestra de escuela seleccionada entre más de 11.000 candidaturas, que se ganó rápidamente el cariño del pueblo estadounidense con su carisma y su pasión por el espacio.

    «T menos 10, 9, 8, 7, 6 —motor principal arrancado—, 4, 3, 2, 1… ¡y despegue! ¡Despegue de la XXV misión del transbordador espacial, que ha abandonado la torre!»

    Así sonó el despegue del Challenger, que fue emitido en directo para todo el país. La cámara siguió a la nave en su majestuoso ascenso. Apenas un minuto después, justo cuando el corresponsal de la CNN comenzaba a recapitular la cantidad de retrasos sufridos por la misión, enmudeció. Frente a sus ojos y a los de millones de espectadores, la nave se desintegró en miles de pedazos en mitad de una enorme humareda. Y con ella sus siete tripulantes.

    La tragedia del Challenger sacudió Estados Unidos. Para empezar fue un punto de inflexión en el interés por el espacio y, en particular, en los riesgos que estaban dispuestos a asumir para alcanzarlo. A raíz del accidente, se creó una comisión de investigación encabezada por un ex-Secretario de Estado, William Rogers, a quien al parecer Ronald Reagan, por entonces presidente de Estados Unidos, sugirió que las conclusiones debían proteger a la NASA. Formaron parte de aquella comisión todo tipo de figuras de la aeronáutica, la ingeniería, el ejército y la ciencia. Estaba hasta el primer ser humano en pisar la Luna, Neil Amstrong. Eran casi todos hombres, eso sí.

    Entre todos ellos estaba un viejo conocido de este podcast: nuestro amigo Richard Feynman, que a sus 67 años era seguramente el científico vivo más conocido y más respetado del mundo. Y también alguien con ideas propias. Dicen las malas lenguas que tal vez desde el poder político pensaron que podrían controlarlo, que ya no tendría la energía de su juventud y que, en cualquier caso, la burocracia y los votos de otros mucho más susceptibles a las presiones acabarían acallándolo. De hecho, él se mantuvo bastante discreto durante todo el proceso. Se tomó su tiempo para entender el problema, comprender el funcionamiento de la nave y también el de la propia comisión. Y empezó a tener la sensación de que más que descubrir la verdad, había un interés en encubrirla. Así que se buscó un aliado: el general Donald Kutyna.

    Feynman solía contar cómo un día Kutyna se acercó a él con una idea interesante sobre cómo el frío podía haber afectado a las juntas de goma que sellaban los compartimentos del combustible. Dijo que se le había ocurrido reparando su coche. Aunque la realidad era otra: Sally Ride, la única mujer en la comisión, había entregado a Kutyna un documento de la NASA que ella no podía desvelar sin implicar a quienes se lo habían conseguido. Y al general sólo se le ocurrió aquella historieta de su coche para poner a Feynman sobre la pista.

    Con eso, ya tenían una teoría de lo que había pasado. Sólo les faltaba convencer al resto. Y de eso se encargó Feynman. Lo hizo en una audiencia pública retransmitida por televisión. En un momento dado, en mitad de la intervención de un directivo de la agencia espacial, Feynman pidió la palabra. Mientras cuestionaba a aquel testigo, tomó una pieza de plástico como el que se usaba en las juntas y lentamente lo sumergió en agua helada. Unas preguntas después, sacó la pieza del vaso y explicó que el frío la había vuelto rígida, había perdido su flexibilidad. Millones de personas entendieron inmediatamente el problema.

    Mientras que inicialmente la NASA había estimado las probabilidades de un accidente como el que sucedió como de una entre 100.000, la presión de Feynman, Kutyna y Sally Ride demostró que el riesgo de aquel lanzamiento era mucho mayor: de 1 entre 200. En el informe final de la comisión, Feynman —a quien había molestado profundamente el uso propagandístico de la misión y de aquella maestra tristemente fallecida— obligó a que se incluyera la siguiente frase, amenazando con no firmar el informe si no se hacía.

    «Para que una tecnología sea exitosa, la realidad debe prevalecer sobre las relaciones públicas, porque la naturaleza no puede ser engañada».

    Puro Feynman.

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  • (NOTAS COMPLETAS Y ENLACES AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/qa08-finanzas-personales-organizaciones-teal-harari-el-lenguaje-y-la-paternidad-plataformas-de-podcasts-y-sueno-mentira-consecuencialismo-y-deontologia-y-el-aburrimiento/)

    A lo tonto han pasado unos cuantos meses desde el último capítulo de preguntas y respuestas, así que ya iba tocando uno para ponerme al día. Y en el de hoy, la verdad es que os habéis esmerado: hay preguntas de todo tipo. Al menos esta vez no me habéis preguntado sobre metafísica, algo es algo.

    Eso sí, me he enrollado un poco con algunas respuestas, así que no me ha sido posible contestar a todas las que hay acumuladas. Haremos otro capítulo en unas semanas para no dejar a nadie sin contestar.

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  • (NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/bonus-kaizen-x-al-borde-del-burnout/)

    Hoy toca algo diferente, porque hace unas semanas, me invitó Miguel Ángel Fort a participar en un capítulo especial de su podcast Al borde del burnout, que grabamos en directo y con público en el Instituto Tramontana, sobre salud mental en el trabajo.

    Además de nosotros, participaron en la charla Henar Vega, que es la autora de un libro que te recomiendo mucho si te interesan estos temas: «Trabajar en llamas», y Diego Ballesteros, un emprendedor en serie, al que yo conocía de sus tiempos de sindelantal, que acabó vendiendo a JustEat, no una, sino dos veces: en España y en México. Hace un par de años creo, Diego hizo algo muy valiente: contar cómo su estilo de vida y toda esa pasión y energía que dedicaba a sus emprendimientos había acabado derivando en un proceso de burnout realmente duro. Y entonces fundó Ancla.life, una asociación sin ánimo de lucro creada por y para emprendedores desde la que ayudar a que quienes emprendan lo hagan sin perder su equilibrio. Te he dejado los enlaces a todos ellos en las notas del capítulo.

    ¿Y qué pintaba yo ahí? Pues lo cierto es que tenía un papel un poco extraño, y creo que se nota en la charla, porque de los cuatro yo era el único que no había pasado por un proceso así; aunque es un tema que me interesa mucho. De hecho, le dediqué el capítulo 128 del podcast. Si llevas tiempo escuchándome seguramente sepas que entre mis grandes obsesiones está la búsqueda del equilibrio y durante mi carrera profesional he vivido en mis propias carnes lo difícil que es mantenerlo a veces en el entorno laboral. Por eso y porque creo que es una causa que merece la pena divulgar decidí participar y hacer lo posible por aportar, aún teniendo una experiencia distinta a la del resto.

    La charla la grabamos en vídeo, aunque si lo estás viendo en Youtube verás que tuvimos algún problemilla. Una de las tres cámaras que usamos no grabó, por lo que a Diego y, sobre todo, a Henar no se les ve tan bien como debiera. Cosas del directo. Pero, en cualquier caso, lo que importa es el contenido y creo que es super interesante.

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  • (NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/186-el-misterio-de-la-vida-v-mas-alla-de-la-tierra/)

    «Existen dos posibilidades: o estamos solos en el universo o no lo estamos. Ambas son igualmente aterradoras»

    Estas palabras de Arthur C. Clarke resumen mucho de lo que nos quedaba por tratar en relación al misterio de la vida.

    Hasta ahora nos hemos asomado a los orígenes del universo y de nuestro planeta, a cómo nació la vida en él, cómo evolucionó en una larga cadena ininterrumpida hasta cada planta y cada animal de los que poblamos hoy la Tierra y las enormes preguntas que nos despierta esa característica tan extraña que tenemos los humanos, la consciencia.

    Pero en todos estos capítulos había al menos un par de enormes elefantes en la habitación, como dicen en inglés, a los que hemos tratado de dejar aparcados. Por un lado, la que seguramente sea la pregunta más importante de todas, al menos para los que estamos vivos hoy: ¿qué sucede cuando acaba la vida? Algo que vamos a dejar para otro momento. Porque hoy toca atender al otro elefante: a la duda de si estamos o no solos en el Universo. La verdad es que está siendo una temporada de temas sencillitos, ¿eh? No aprendo.

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  • (NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/185-manten-la-maquina-de-la-esperanza-funcionando/)

    Salvo que te guste mucho la música folk estadounidense de los años 40, que sospecho que no es lo más habitual entre la audiencia de este podcast, lo más probable es que no tengas ni idea de quién era Woody Guthrie.
    Nació el 14 de julio de 1912 en Oklahoma y murió demasiado pronto, el 3 de octubre de 1967, a los 55 años, en Nueva York. Entre esas dos fechas tuvo tiempo para casi todo, eso sí.
    En su infancia, vivió tres incendios en su casa, uno de los cuales le costó la vida a su hermana. Vio muy pronto cómo su madre perdía la cabeza debido a una patología neurodegenerativa, la enfermedad de Huntington. Aunque por entonces no sabían bien qué le pasaba. La ingresaron en un psiquiátrico cuando Woody tenía 14 años.
    A él le fue mal en los estudios, aunque sus profesores decían que era un muchacho brillante, que leía de todo. Pero si destacaba por algo era por tener una afición especial por la música. De hecho, se fue de casa a los 19, nada más morir su madre, para dedicarse a ella.
    Se casó por primera vez a los 20 años. Y lo haría dos veces más. Tuvo ocho hijos en total. Vivió un tiempo en California, donde ganó cierta popularidad como músico y se metió de llenó en los círculos comunistas, en los que las letras de sus canciones eran especialmente valoradas.
    Guthrie era un cantautor que se identificaba con la gente común, con los pobres y los oprimidos. En su guitarra solía llevar escrita bien grande una frase: «Esta máquina mata fascistas». Su mayor éxito fue una canción llamada This Land is Your Land, «Esta Tierra es tu Tierra», que no te recomiendo especialmente porque creo que la canción protesta envejece regular, la verdad.
    En cualquier caso, Guthrie fue enormemente influyente, en particular en una generación de músicos que lo redescubrió en sus últimos años de vida o, incluso, después de morir. Gente como Keith Richards, Ry Cooder o Bruce Springsteen dijeron admirarle. Bob Dylan lo consideró su último héroe y le dedicó una canción llamada "Song to Woody" en su primer álbum. Joe Strummer, de los Clash, llegó a usar el nombre de Woody Mellor en sus primeros años como músico a modo de homenaje.
    Desgraciadamente, a finales de la década de 1940, su salud empeoró. Empezó a comportarse de forma errática e inicialmente le diagnosticaron alcoholismo y esquizofrenia. Aunque después detectaron que tenía, como su madre, la enfermedad de Huntington. Pasó los últimos once años de su vida internado en instituciones psiquiátricas.
    Es más que evidente que Guthrie no tuvo una vida fácil. Seguramente, en aquellos 55 años de vida, comprimió muchos aprendizajes. De hecho, en las navidades de 1942, a punto de cumplir los 30, hizo lo que muchos por estas fechas: una lista de propósitos para el año nuevo. En su caso salieron 33 y todos juntos son una pequeña maravilla. Los dejó escritos y acompañados de pequeños dibujos en un cuaderno de rayas que tiene ahora el papel amarillento. Eran los siguientes:

    Reglas para el nuevo año

    Trabaja más y mejorTrabaja con un horarioLávate los diente, si queda algunoAféitateBañateCome bien - fruta - verdura - lecheBebe muy poco, si es que bebes algoEscribe una canción al díaLleva ropa limpia. Ten buen aspectoAbrillanta tus zapatosCámbiate tus calcetinesCambia las sábanas a menudoLee buenos librosEscucha mucho la radioConoce mejor a la genteMantén limpio el ranchoNo te permitas sentirte soloPermanece alegreMantén la máquina de esperanza funcionandoSueña bienGuarda en el banco todo el dinero extraAhorra pastaTen compañía, pero no pierdas el tiempoEnvía dinero a Mary y a los niños.Toca y canta bien.Baila mejor.Ayuda a ganar la guerra — derrota al fascismoQuiere a mamáQuiere a papáQuiere a PeteQuiere a todo el mundoDecídeteDespiértate y pelea

    Y a cuenta de Guthrie, de su máquina de la esperanza y de mis inminentes 40, hoy toca un capítulo más personal. A ver qué sale.

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  • Versión en texto aquí: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/carta-anual-diciembre-2023/

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  • (NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/descifrando-la-consciencia-con-ion-cuervas-mons-y-samuel-gil/)

    A ver cómo te cuento yo de qué va el capítulo de hoy… ¿Te acuerdas del que dedicamos hace unas semanas a la identidad y la consciencia? Al principio de aquel, te decía que había acabado en un grupo de Whatsapp con Ion Cuervas-Mons y Samuel Gil en el que se pusieron a intercambiar cosas super frikis sobre meditación, consciencia, libre albedrío… y no sé qué más porque renuncié a seguirles el ritmo.

    Pues bien, hace unos días nos sentamos a charlar sobre todo ello y en un ejercicio evidente de falta, precisamente, de consciencia decidimos grabarlo. Lo que vas a oír enseguida es el resultado.

    Ion hizo de maestro de ceremonias y trató de poner cierto orden en la conversación y de reconducirnos a Samuel y a mí cada vez que nos enredábamos. Por cierto, imagino que lo sabes, pero Ion tiene un podcast muy recomendable llamado Intercambio Iónico, en el que podrás escuchar algunas de las entrevistas más interesantes que he oído en español. Y Samuel tiene una newsletter, Suma Positiva, que te recomendaría también si no fuera porque tenemos un pequeño pique, a ver quién recauda más dinero para la Fundación Ayuda Efectiva. Si quieres ayudarme a ponerle en su sitio y, sobre todo, a cambiar la vida a miles de niños en áfrica, entra en ayudaefectiva.org/kaizen y únete al equipo de donación del podcast. Somos ya casi 100 personas colaborando.

    Volviendo al capítulo de hoy, y aunque supongo que es obvio, conviene dejar claro desde el principio que no somos, ni de lejos, expertos en estos temas. Si yo fuera tú, me lo tomaría como lo que es, una conversación entre amigos que han leído un poco sobre distintos temas que les parecen curiosos y que van encontrándose con los límites de su propio conocimiento a medida que charlan. Además, sin la posibilidad de llegar a conclusiones ciertas. Porque en estos temas hay poco demostrable. Pero son apasionantes y lo pasamos muy bien.

    Y dicho todo esto, te dejo ya con Ion Cuervas-Mons y con esta conversación entre tres absolutos inconscientes. Espero que la disfrutes.

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  • (NOTAS COMPLETAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/184-la-utilidad-de-lo-inutil/)

    ¿Es o no maravilloso este fragmento de una entrevista al escritor Álvaro Cunqueiro?

    El saber está comenzando a ser considerado en todas partes, no como un bien en sí mismo, sino como un medio. No nos gusta pensar que alguien esté disfrutando de la vida, sin más, por mucho que sea ese disfrute. Sentimos que todo el mundo debería estar haciendo algo útil. Y no hay duda de que el conocimiento «útil« es muy útil. Ese conocimiento ha hecho el mundo moderno. Sin él no tendríamos máquinas, ni automóviles, ni trenes, ni aviones. Aunque tampoco publicidad, ni propaganda. Ese conocimiento moderno ha supuesto una mejora increíble en la salud y, a la vez, nos ha enseñado cómo borrar ciudades enteras del mapa con una bomba. Todo lo que distingue a nuestro mundo del de tiempos pasados tiene su origen en el conocimiento «útil».

    Y aunque seguramente parezca que estoy hablando de nuestros días, esto que te acabo de decir es casi literalmente, lo que decía Bertrand Russell al principio de aquel texto que cita Cunqueiro. Y que fue escrito en 1935.

    En aquel artículo, Russell defendía el valor del conocimiento que nos parece inútil. Decía que podía llevarnos a una vida más rica y a tener un mayor sentido de propósito; que podía hacer que las cosas desagradables lo fueran un poco menos, y que las agradables lo fueran más. Además de que, ese conocimiento que hoy nos parece inútil, puede ser muy útil mañana. Y es que, en el fondo, de lo que hablaba Russell era de la importancia de la curiosidad intelectual y del placer de aprender por aprender. Y de eso, precisamente, vamos a hablar un poco hoy, sin demasiado rumbo, en otro de esos capítulos de ideas a medio conectar que me salen de vez en cuando, sea o no útil.

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  • (NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/183-la-estructura-del-mundo-x-lo-que-quieren-los-dioses/)

    «He aquí otra de esas cosas que son extrañas pero ciertas: en las trincheras del día a día de la vida adulta, no existe el ateísmo. No es posible no adorar. Todo el mundo adora. La única elección que tienes es qué adorar. Y la razón más convincente para elegir algún tipo de dios o de cosa espiritual que adorar —ya sea Jesucristo o Alá, ya sea Yahvé o la Diosa Madre Wicca, o las cuatro nobles verdades, o algún conjunto inviolable de principios éticos— es que prácticamente cualquier otra cosa que adores te comerá vivo.

    Si adoras el dinero y las posesiones, si es de donde sacas el significado de tu vida, entonces nunca tendrás suficiente, nunca sentirás que tienes suficiente. Es la verdad.

    Adora tu cuerpo y tu belleza y tu atractivo sexual y siempre te sentirás feo. Y cuando el tiempo y la edad empiecen a aparecer, morirás un millón de muertes antes de que otros te lloren.

    A cierto nivel, todos sabemos todo esto ya. Lo hemos registrado en mitos, proverbios, clichés, epigramas, parábolas; en el esqueleto de cualquier gran historia. Todo el truco está en mantener esta verdad presente en nuestra consciencia diaria»

    Soy muy pesado con David Foster Wallace y con su This is Water, lo sé. Pero está lleno de ideas que resuenan mucho con los temas que trato en el podcast. Sin ir más lejos, este fragmento me pareció que encajaba perfectamente con el tema de hoy. Uno que, por cierto, temo que me vaya a dar ciertos dolores de cabeza. Porque es el único tema que todas y cada una de las veces que lo he tocado, aunque haya sido de pasada, ha suscitado comentarios. Y no siempre positivos. En fin, vamos a ver qué sucede con este capítulo. Porque vamos a retomar esa serie que he llamado de la estructura del mundo en la que intento que identifiquemos algunos de los hilos con los que se ha tejido la historia de la humanidad y que nos ayudan a entender por qué el mundo es como es. Y hoy le toca a uno de los hilos más largos, más profundos y más enrevesados. Hoy hablamos de religión.

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  • (NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/182-las-leyes-de-la-estupidez-ii-pensar-en-tiempos-revueltos/)
    «Cada vez que voy a hacer algo, me pregunto: ¿Haría un idiota esto? Y si un idiota lo haría, yo no lo hago»

    Así empezaba el discurso de graduación que hace unos meses dio un gobernador del que no había oído hablar en mi vida, a unos estudiantes que no conozco de nada, en una universidad de la que sólo me suena el nombre. Así es el maravilloso mundo de internet.

    Y esa regla de oro para no cometer idioteces era una cita de un profundo intelectual: Dwight Schrute, el personaje de The Office.

    Aquel discurso seguía así:

    «Toda la eficacia de esta increíble píldora de información, radica en tu habilidad para identificar al idiota adecuado.

    Me encantaría que hubiera una forma infalible para identificar idiotas, pero por contradictorio que parezca, algunos idiotas son muy listos. Te pueden marear con palabras y distracciones. Pueden ser ascendidos por encima de ti en el trabajo. Pueden, incluso, ser elegidos presidentes»

    Aquí, aclaro, se refería a Estados Unidos. Aunque sospecho que hay ciertas verdades universales en la vida.

    «Si queréis tener éxito en este mundo, tenéis que desarrollar vuestro propio sistema de detección de idiotas. Como parte de las responsabilidades que me corresponden hoy al ser vuestro orador en esta ceremonia, voy a contaros el mío»

    «Por supuesto, soy naturalmente precavido frente a quienes no han visto la trilogía original de Star Wars. Y soy aún más precavido frente a quienes adoraron las precuelas y las secuelas. Pero debo admitir que este no es un indicador fiable para detectar idiotas. No. ¿Sabéis cuál es la mejor forma de identificar a un idiota? Buscad a la persona que sea cruel.

    Cuando vemos a alguien que no se parece a nosotros o que no suena como nosotros, no actúa como nosotros, no ama como nosotros o no vive como nosotros, el primer pensamiento que nos viene a la cabeza a casi todos está enraizado en el miedo, el juicio o en ambos.

    Eso es la evolución. Sobrevivimos como especie desconfiando de aquello con lo que no estamos familiarizados. Para ser amables, debemos apagar ese instinto animal y forzar a nuestro cerebro a tomar un camino diferente. La empatía y la compasión son formas más evolucionadas de ser. Requieren la capacidad mental de ir más allá de nuestros instintos más primarios.

    Esto puede pareceros una afirmación sorprendente. Porque en algún punto en los últimos años nuestra sociedad parece haber llegado a creer que la crueldad usada como arma es parte de algún plan maestro bien diseñado.

    Para algunos, parece que la crueldad es una maniobra astuta con la que conseguir el poder. La empatía y la amabilidad se consideran débiles. Mucha gente importante mira a los vulnerables como si fueran simples peldaños de una escalera hacia lo más alto»

    «Estoy aquí para deciros que cuando el camino de alguien en este mundo se construye con actos de crueldad, esa persona ha fallado el primer examen de una sociedad avanzada. Nunca obligó a su cerebro animal a ir más allá de su primer instinto, nunca creó nuevos caminos mentales para superar sus miedos instintivos. Así que su capacidad para pensar y resolver problemas carece de la imaginación y creatividad que abundan en quienes son amables.

    En todos mis años en la política y en los negocios he encontrado una verdad universal: las personas más amables de la sala suelen ser las más listas»

    Quizás sea demasiado aventurado decir que la crueldad es una manifestación de idiotez. Queda muy bien en un discurso hablar de cómo las personas más listas de la sala son siempre las más empáticas. Pero a mí, e imagino que a ti te pasará igual, esas palabras me disparan el sentido arácnido. Hay algo que me chirría. Es seguramente esa intuición de que detrás de muchos actos egoístas, despiadados o crueles hay personas no sólo listas, sino inteligentes, a veces muy inteligentes, que actúan persiguiendo el poder o el dinero.

    La temporada pasada dediqué un capítulo a un tema quizás extraño: las leyes de la estupidez. Entonces te hablé de un libro de Carlo Livraghi, «El poder de la estupidez», y de cómo, la conclusión era básicamente que todos podemos ser estúpidos en el contexto equivocado.

    Aquel era un capítulo bastante irónico sobre la estupidez de nuestro día a día. Y hoy quería hacer una segunda parte, pero algunos sucesos de actualidad me han cambiado un poco el plan. Vamos a seguir hablando de estupidez, sí, pero vamos a relacionarla con el poder. Y vamos a tratar de entender cómo pensar cuando nos rodea por completo.

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  • (NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/181-josefa-ros-velasco-aburrimiento-estetica-y-marilyn-manson/)

    Con esta cita de nada más y nada menos que Brian Hugh Warner, más conocido como Marilyn Manson, abre mi invitada de hoy su libro: «La enfermedad del aburrimiento». Y es que Josefa Ros Velasco lleva 10 años estudiando eso: el aburrimiento, que es uno de esos fenómenos fascinantes en los que no pensamos demasiado, pero que tienen una importancia mucho más profunda de lo que imaginamos en nuestras vidas. Porque para la mayoría de nosotros, el aburrimiento es poco más que un fastidio que nos sucede de vez en cuando y que resolvemos con cierta facilidad, normalmente sacando el móvil y zambulléndonos en nuestra red social de cabecera. Pero hay muchos tipos de aburrimiento y algunos de ellos pueden ser bastante más destructivos.

    Como tantos otros descubrimientos maravillosos, yo supe de Josefa a través de twitter, a raíz de su proyecto Pre-Bored, con el que está estudiando el aburrimiento que sufren las personas mayores que viven institucionalizadas en residencias, por ejemplo, cómo esto afecta a sus vidas allí y cómo quizás podríamos repensar estos centros. Además, Josefa es doctorada cum laude en Filosofía, algo que traté de aprovechar para aprender un poco sobre una de las materias de las que da clase: la estética. Porque… ¿qué hace que algo sea bello? ¿Hay una belleza universal? ¿O es cultural?

    Éstas y otras preguntas de esas raras que se me ocurren a mí de vez en cuando nos llevaron a charlar durante algo más de una hora y delante de las casi 50 personas que vinieron a la grabación que hicimos en mi querido Instituto Tramontana, el mismo lugar en el como creo que sabes —y, si no, aprovecho para recordártelo— voy a dirigir a partir de enero un programa de Desarrollo Directivo y Liderazgo para el que aún nos quedan algunas plazas, pero pocas. Por si te interesa, te he dejado el enlace en las notas del capítulo.

    Ésta es la segunda entrevista de kaizen que grabo con público, pero habrá más seguro, tanto de kaizen como de Nada Que Ganar, porque cada día lo disfruto más. La verdad es que creo que se genera un ambiente muy especial al poder oir y ver las reacciones de quienes nos escuchan mientras hablamos. Y me consta que el público también lo disfrutó porque nos quedamos después cerca de una hora tomando algo y charlando todos juntos. Si te apetece, ojalá que coincidamos en alguna de las próximas grabaciones.

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  • (NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/180-modelos-mentales-20-liderazgo-exploradores-puertas-de-embarque-y-snafu/)

    Hacía demasiado tiempo que no dedicaba un capítulo al tema de los modelos mentales. Claro que después de diecinueve, tampoco te creas que es fácil, uno se va quedando sin ideas. Pero estos días, preparando el Programa de Desarrollo Directivo y Liderazgo del Instituto Tramontana del que te hablé hace unas semanas, me di cuenta de que habíamos hablado de modelos mentales procedentes de muchas disciplinas y útiles para muchas cosas diferentes, pero que nunca los habíamos vinculado a eso, al liderazgo y a la gestión de personas. Y había que ponerle remedio, porque hay unos cuantos y son muy útiles.

    Y por el camino se nos cuelan:


    🧭 Exploradores polares

    🎖️ Expresiones militares

    ✈️ Puertas de embarque

    🤦‍♂️ Incompetentes

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  • (NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/179-el-misterio-de-la-vida-iv-identidad-consciencia-y-cerebro/)

    Menudo lío en el que me he metido. Uno de los temas que quería tratar esta temporada es el de la consciencia. Algo así sencillito, para pasar el rato. Un día, comiendo con Samuel Gil se lo mencioné y hablamos de un autor, Sam Harris, que escribe sobre mindfulness entre otros muchos temas. Y unas semanas después me vi metido en un grupo de whatsapp con el propio Samuel y con Ion Cuervas-Mons, que tiene un podcast muy recomendable del que te he hablado alguna vez: intercambio iónico. Habían hablado entre ellos y les había parecido muy buena idea que hiciéramos algún tipo de especial los tres sobre estos temas. Y se pusieron a intercambiar en el grupo cosas hiper-frikis sobre el asunto de la consciencia, la meditación, el libre albedrío, la realidad y muchas otras que ni me he enterado porque no sido capaz de seguir su ritmo.

    No sé bien qué saldrá de todo eso, pero he pensado que, o me pongo las pilas, o vete tú a saber qué cuento cuando nos juntemos a charlar. Por eso hoy vamos a dar los primeros pasos, seguramente torpes, para acercarnos a otro de esos grandes misterios insondables que nos depara esto de ser humanos y estar vivos.
    Porque si la vida, su origen y su evolución, ya son de por sí enigmas, nuestra consciencia, el hecho de que seamos conscientes de que estamos vivos, que existimos, y de que experimentamos cosas constantemente, que seamos conscientes también de que algún día parece que dejaremos de hacerlo y todo lo que eso significa sobre quiénes somos, es un misterio por lo menos igual de grande.

    Uno al que nos vamos a asomar hoy, así que tiene pinta de que vamos a acabar con agujetas neuronales. ¡Ánimo!

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    🎟️ Info y entradas gratuitas aquí: https://www.eventbrite.com/e/entradas-kaizen-en-directo-entrevista-a-josefa-ros-velasco-747653470657?aff=oddtdtcreator

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